En mis reuniones de asesoría de los últimos días he escuchado reiteradamente la idea de hacer recortes generales buscando reinventarse para atender las necesidades que plantean los retos operativos actuales. Pero, ¿sabes que la palabra reinventar no existe en el diccionario de la Real Academia Española? Búscala en tus diccionarios y verás que tampoco viene. Y sin embargo, sí puedes encontrarla aplicada en cientos de argumentaciones cuando se abordan temas como gestión, desarrollo o superación, ¡incluso lo usamos como verbo!
Y es que reinventar es una jitanjáfora, es decir, un concepto que suena bonito, pero carece de sentido. Y me justifico: cualquier cosa que exista a tu alrededor puedes pasarlo por un proceso de actualización o mejora, pero eso no implica que la hayas reinventado; no puedes reinventar la rueda, puedes mejorarla. Entonces la reinvención se muere en la explicación y, por lo tanto, no existe.
Recortar es una mala idea. Reinventarse es una falacia. Piensa mejor en términos de renovación, y te planteo algunas preguntas para generar ideas: ¿ya evaluaste las oportunidades digitales? ¿Ya rediseñaste tu estructura para maximizar tu capital humano? ¿Redefiniste ya un nuevo estilo de liderazgo (personal, de marca, organizacional) para los nuevos objetivos? Aplicar al menos una de estas rutas te dará oportunidad de crear estrategias y, con ello, competir.
Las organizaciones, como las personas, están llamadas a mejorar. Las condiciones en las que se dé el proceso determinarán la velocidad de la renovación; sin embargo, es una obligación para sobrevivir.Haz un uso estratégico de recursos para aplicarlos en acciones que realmente puedan potenciar oportunidades de crecimiento para la organización. Enfócate en ello, y no pierdas tu tiempo. Te deseo éxito.
