Cuando los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán comenzaron a cooperar con las autoridades de Estados Unidos, la facción de Los Chapitos perdió credibilidad en el mundo criminal. Ahora todo parece indicar que el mismísimo Ismael El Mayo Zambada ha llegado a un acuerdo de colaboración, pues la Fiscalía estadounidense ha desistido de buscar la pena de muerte en su contra. Y no sólo él, también Rafael Caro Quintero, fundador del Cártel de Guadalajara, quien es señalado por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena. Y lo mismo con Vicente Carrillo Fuentes, El Viceroy, ex líder del Cártel de Juárez.
Un abanico de cartas que ahora Washington podría sumar a su lista de testigos estrella que declaren ante tribunales. La pregunta obligada es ¿pero en procesos penales contra quién?
Si con Ovidio y Joaquín Guzmán López, el gobierno de Estados Unidos podía tener gran parte del entramado político criminal de Sinaloa y México, con El Mayo, Caro Quintero y El Viceroy tendría la posibilidad de armar casos más sólidos y amplios.
Ya se verá si Washington también apunta sus esfuerzos a las organizaciones criminales que operan al norte del Río Bravo y que sin ellas no se podrían distribuir en Estados Unidos las sustancias que se trafican desde México.
Hay que recordar también que la pena de muerte estaba sobre la mesa en los proceso de estos tres capos porque ninguno fue extraditado oficialmente, un proceso que impide que se aplique la pena capital. El Mayo Zambada fue secuestrado y entregado por Los Chapitos. Y los otros dos, entregados a Estados Unidos en un operativo exprés.
Lo que sí ha quedado en evidencia es que Estados Unidos sí pacta con terroristas y no sólo eso, les tiene clemencia.