La creación de las conferencias matutinas diarias fue, sin duda, un éxito del equipo de comunicación y propaganda de Andrés Manuel López Obrador.
Las mañaneras son una evolución de las estrategias comunicativas de regímenes populistas que pretenden controlar la conversación pública y marcar la agenda nacional con programas como “Aló, presidente”, de Hugo Chávez, en los que cada domingo y durante seis horas exponía sus temas de interés y, en los primeros años, respondía preguntas de supuestos ciudadanos.
El programa del dictador venezolano duró 13 años, de 1999 a 2012 -hasta que el cáncer lo hizo retirarse-, pero desde su origen parecieran haber sido la base de inspiración para que López Obrador las retomara y ajustara a un esquema intensivo: cuando en el 2001 AMLO fue Jefe de Gobierno por el PRD del entonces Distrito Federal -hoy Ciudad de México- comenzó con sus conferencias tempraneras, lo que le sirvió para posicionarse políticamente y catapultar su primera candidatura presidencial de 2006.
Si bien López Obrador ya había sido dirigente priista en Tabasco como dirigente del PRD afinó una retórica única que incluyó modulación de su voz, un proceso trabajado, producido y afinado por él al grado que retomó marcadamente el acento tabasqueño para empatizar más con la población del sur del país y de escasos recursos.
Con el intento de desafuero como Jefe del DF primero y después con su derrota electoral en las elecciones presidenciales de 2006 obtuvo, ante la opinión de muchos, las credenciales de ser una víctima del sistema, un perseguido del régimen y sus discursos tomaron un rumbo que no perdió nunca, solo los amplió y amplificó.
El desarrollo de su personaje comunicativo le permitió obtener habilidades sobresalientes para atender entrevistas complicadas y hasta sostener debates, como lo fue el encuentro con los aspirantes presidenciales rumbo a las elecciones de 2018 de los que salió airoso ante los severos embates y críticas del panista Ricardo Anaya y de los análisis puntillosos del priista José Antonio Meade.
Al llegar a la presidencia perfeccionó la técnica y creó la mañanera o las mañaneras de las que seguiremos hablando la próxima semana.