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Los de Abajo

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  • Celeste Ramírez

Una lectura imprescindible: Los de abajo, el cual es el clásico de clásicos de la llamada novela de la Revolución Mexicana. Aunque hay algunos antecedentes, como Tomóchic, de Heriberto Frías, es propiamente con Mariano Azuela con quien se inaugura este ciclo de narrativa surgida a partir del movimiento revolucionario.

Publicada en 1916, se caracteriza porque aparece cuando la revolución está todavía en curso y no se refiere a hechos de un pasado remoto, sino a experiencias de contexto. Mariano Azuela (Jalisco 1873-1952) era médico, y en esa condición tuvo participación directa apoyando a fuerzas villistas. Se comprende, por tanto, que Los de abajo bien puede contener elementos autobiográficos, reflejados en el personaje Luis Cervantes, estudiante de medicina que es reclutado forzosamente dentro de las filas de un general villista, Demetrio Macías. No importa esa carga autobiográfica, sino el resultado final: una novela más bien breve, que expone distintas fases de la lucha revolucionaria; primero una etapa triunfante, contra el gobierno usurpador de Huerta, y luego otra de decadencia, cuando las facciones revolucionarias se pelean entre sí.

Macías, originalmente un campesino, se vuelve un líder de un grupo más o menos homogéneo, representativo de la idea de “los de abajo”, con la excepción de Luis Cervantes, al que llaman también el curro, es decir, representante de otra clase social, urbana, casi burguesa, sin relación con la realidad de los campesinos de un México predominantemente rural.

La etapa inicial es el triunfo de la revolución contra Díaz y Huerta. Demetrio Macías y sus hombres son bien recibidos por los pueblos donde pasan, donde hay todavía riquezas por repartir. Toman victoriosamente pueblos, hacen fiestas en las lujosas casas de las haciendas abandonadas por sus dueños, que han huido a las ciudades para protegerse de la barbarie de los revolucionarios. Demetrio va ganando influencia en el movimiento, el que en la región es mandado por Pánfilo Natera, aunque Demetrio no deja de ser un personaje periférico dentro del villismo. Sus hombres le son leales, pero también son muestra de diversas actitudes humanas. Demetrio se remite a una ética propia, una actitud de honestidad, aunque entre sus subordinados haya gente inescrupulosa, como el güero Margarito, entre otros.

Destaca la presencia de dos mujeres: Camila, una joven inocente y campirana que terminará enamorada de Demetrio y que va a morir; ella contrasta con La Pintada, una soldadera ambiciosa y aventurera. Aunque el episodio amoroso, la relación entre Demetrio y Camila, no será nunca un tema central. Lo es, en cambio, la descripción de la lucha, el contexto de desorden, la lucha armada y sus vicisitudes, más la incomprensión porque al final los ideales revolucionarios van disolviéndose, la guerra se vuelve sólo instinto de supervivencia.

El estilo de Azuela es muy preciso, con ritmo narrativo y dejando ver el escepticismo o resignación por la evidencia de que la revolución no iba a tener el mejor de los finales, que sus ideales iniciales iban a ser remodelados por los intereses de los nuevos poderosos.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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