En el artículo de fondo sobre México que publicó antier el Financial Times, muy crítico, hay una fotografía en la que un grupo de trabajadores levanta los viejos rieles del ferrocarril que pasa por La Chiquita, Campeche, en preparación para el paso del nuevo Tren Maya. La imagen es, para la autora del artículo, Jude Webber, una metáfora: “López Obrador está destruyendo el presente para crear un futuro inspirado en el pasado”. Esa idea recorre todo el texto, centrado en la figura del Presidente.
“Es como Rip Van Winkle”, dice el historiador Enrique Krauze. “Viene del pasado y está atorado en el pasado”. El tiempo ha transcurrido para México, no para López Obrador. “Ha orientado firmemente la nave económica mexicana hacia el siglo XX”, ironiza Ernesto Revilla, funcionario de Citigroup, en referencia a la obsesión del Presidente con las energías fósiles, por encima de las renovables, simbolizada por los motores de diésel que tendrá el Tren Maya. “Es tal vez el exponente más notable en América Latina de lo que llamo necrofilia ideológica”, afirma el politólogo Moisés Naím. “Está profundamente enamorado de malas ideas”. La forma de expresar esas ideas, por otra parte, no ayuda nada. “Refuerza su popularidad con una narrativa belicosa, que reduce sin embargo la posibilidad de que su gobierno y sus propuestas tengan un final feliz, porque impiden que la tercera parte más rica de la población participe en su proyecto”, lamenta el escritor Jorge Zepeda Patterson. Los resultados de su gobierno han sido catastróficos, para la economía, para la seguridad, para la salud pública del país. En una encuesta nacional, citada por el Financial Times, 49 por ciento de la población piensa que le ha hecho mal a la economía y 54 por ciento desaprueba sus resultados en seguridad pública. Pero su popularidad conserva una aprobación de 64 por ciento. “Ha fracasado en casi todas las áreas, incluso en el combate a la pobreza y la corrupción”, dice la encuestadora Lorena Becerra. “Y sin embargo, persiste la noción muy difundida de que López Obrador no es el responsable”.
La popularidad del Presidente sorprende, sobre todo, dado su manejo desastroso de la pandemia de covid-19. México es uno de los países con más muertes en el mundo, cerca de 200 mil según el gobierno, y con muertes excesivas en 2020 muy por encima de los países más afectados, como Brasil, Estados Unidos y el Reino Unido. Y México es también uno de los países más dañados en su economía, en parte a causa de la respuesta fiscal del gobierno frente a la pandemia (México aprobó, al final, un paquete de ayuda similar al de Uganda, medido como porcentaje del PIB). Según la suma de encuestas dada a conocer esta semana por Oraculus, sin embargo, la alianza de Morena tiene una probabilidad de 39 por ciento de retener la mayoría calificada en el Congreso. Si el presidente López Obrador retiene en efecto esa mayoría en las elecciones de junio, observa una investigadora destacada del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York, citada por el Financial Times, “será muy difícil impedir la instalación de un sistema político autoritario” en México. _
Carlos Tello Díaz
Investigador de la UNAM (Cialc)
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