La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático de 2023 (la COP 28) comenzó sus trabajos hoy en la ciudad de Dubái, la más grande y más poblada de los Emiratos Árabes Unidos. Este país es el séptimo productor mundial de petróleo, por encima de Irán y Kuwait, a través de la compañía Abu Dhabi National Oil Company. La Adnoc anunció que planea invertir 150 mil millones de dólares, entre 2023 y 2027, para aumentar su capacidad de producción de hidrocarburos… que son a su vez la causa más importante del cambio en el clima que sufre la Tierra. Los Emiratos Árabes Unidos, de hecho, emplearon su papel de anfitrión de la COP 28 para facilitar acuerdos de compraventa de petróleo con quince países distintos, de acuerdo con documentos filtrados estos días por la BBC. Es previsible que la reunión sea, así, la plataforma que utilizarán las grandes empresas petroleras para manipular el consenso contra los combustibles fósiles, como lo denunció con elocuencia, estos días, Al Gore en entrevista con el Financial Times (Al Gore on Big Oil, COP28, and the fight for climate action / 25 octubre / 2023).
El Acuerdo de París, firmado en 2015, propuso limitar el incremento de la temperatura global a 1.5 grados, máximo 2 grados centígrados, por arriba de su nivel preindustrial,o sea, el periodo comprendido entre 1850 y 1900, cuando los registros del clima comenzaron a ser fiables. A fines de 2018, la Organización Meteorológica Mundial anunció que la temperatura media mundial ese año fue 1 grado centígrado superior al nivel preindustrial. Ahora, en 2023, dio a saber que hay una posibilidad de 48 por ciento de que la temperatura global promedio sea superior a 1.5 grados en al menos uno de los próximos cinco años. Este aumento de la temperatura global, en apariencia insignificante, ha tenido ya consecuencias desastrosas, como la inundación de la tercera parte de Pakistán, el incendio masivo de los bosques de Canadá, la sequía más extrema en la historia de China, las ondas de calor que subieron la temperatura a cerca de 50 grados en todos los continentes, la fundición de las masas de hielo de Groenlandia y la Antártica, donde año tras año desaparecen, derretidas, cientos de miles de millones de toneladas de hielo, que suben el nivel de los océanos, que amenazan con dejar deshabitadas a vastas regiones de la Tierra. Alrededor de mil millones de personas, según un cálculo, abandonarán en este siglo sus hogares, para migrar hacia otras partes, a causa de la devastación que provocará en sus países el calentamiento global.
¿Qué cosas podemos hacer frente a este escenario, que es catastrófico? Una de ellas es cortar las emisiones, algo que será difícil, y muy caro, pues implica, desde ahora, triplicar la inversión en energía limpia. Otra es adaptarnos al cambio climático, conscientes de que habrá más inundaciones, más sequías, más huracanes y más incendios, y prepararnos para estas calamidades. Pero como la temperatura llegará pronto a niveles sumamente peligrosos, debemos también pensar con seriedad en las medidas más extremas para contenerla, como la geoingeniería solar. Sobre esto quisiera escribir la semana que viene.