Como lo escribí varias veces antes del inicio de este sexenio, el NAICM de Texcoco me parecía un proyecto de muchísimo riesgo, sobrevendido por aquel gobierno, que concentraba casi todos los peligros y defectos de las grandes obras de infraestructura en el mundo.
La sobreventa del NAICM de Texcoco que según tantos iba a cambiar no solo la manera en que volamos, sino a México completito, ya no podrá ser probada como lo que yo pensé era un enorme exageración.
El actual gobierno nos ha sobrevendido el AIFA. A juzgar de lo escuchado de ellos mismos en los últimos días, no hay nada de qué preocuparse en casi nada. En fin, igual de absurdo que los pasados.
Ahora vienen los problemas de verdad. Evidentemente el aeropuerto se inauguró antes de tiempo, no está terminado, no hay accesos. Se terminará y accesos habrá. El asunto es si habrá clientes y por lo tanto vuelos.
Como lo escribí cuando Texcoco, no hay que dejarse llevar por el síndrome Kevin Costner y su field of dreams: si lo construyes, llegarán.
Lo que sobran en el mundo son proyectos de infraestructura fracasados o que nunca cumplen las expectativas.
El aeropuerto de Montreal-Mirabel, en su tiempo el más grande por superficie del mundo, proyectado para recibir 17 millones de pasajeros, recibió menos de 4. En 2004 cerró a la aviación comercial. El aeropuerto de Denver costó 200 millones más de lo proyectado y recibió los primeros años la mitad de los pasajeros esperados. El túnel entre Inglaterra y Francia nunca cumplió las proyecciones de tráfico y ha estado en quiebra varias veces. Ahí está el aeropuerto de Hong-Kong, el puente-túnel de Oresund, que une Copenhague y Malmö; hay decenas de ejemplos como estos en el mundo. Basta voltear a ver el aeropuerto de Toluca —a 60 km del AICM, como el AIFA—, que pasó de 4 millones de pasajeros a ninguno en poco más de 10 años.
Construir un aeropuerto es la parte sencilla, más si eres el Ejército, tienes presupuesto y lo hiciste donde ya había instalaciones. Ahora todo depende de las aerolíneas —que vienen de una crisis fuerte por pandemia—, que dependen del tamaño y desarrollo de la economía, que dependen de los nuevos hábitos de viaje pospandemia, que dependen al final de cuentas de qué quiere el consumidor.
El mismo problema lo iba a tener Texcoco. Mirabel en Canadá ahora se renta para hacer películas que pasan en aeropuertos. Algo es algo.
Carlos Puig@puigcarlos