Días cortos y sumamente fríos en Bruselas. Rápido llega la noche y rápido baja la temperatura. Lo único que genera calor por estos rumbos es la gran oportunidad que tiene en sus manos la Selección Mexicana de medirse ante Bélgica que, según el ranking de FIFA, es hoy el quinto mejor combinado del mundo.
Potencia de la actualidad por donde se le vea. Generación dorada que comenzó a dar claras señales de evolución desde Brasil 2014 y que reafirmó en la presente eliminatoria con sendos golpes de autoridad en lo numérico y en lo futbolístico.
Bélgica no perdió un solo juego. Ganó nueve y empató solo uno aunque, en un grupo aparentemente accesible con Grecia, Bosnia y Herzegovina, Estonia, Chipre y Gibraltar.
Desde el guardameta Thibaut Courtois, pasando por Jan Vertonguen, Kevin de Bruyne, Eden Hazard, Romelu Lukaku y Dries Mertens, Bélgica es un equipo respetable por donde se le vea.
Y tan lo sabe Osorio que, podría el estratega modificar su habitual parado táctico. Ha ensayado con un mediocampo con dos recuperadores y no solo uno como normalmente juega. Diego Reyes y Andrés Guardado podrían ser principal opción. Eso sí, manteniendocomo de costumbre a dos extremos y un atacante. Detrás de ellos colocaría a un enganche.
Quiero pensar que Osorio se ha percatado que ante rivales poderosos se requiere de mayores precauciones. Seguramente lo hará sin renunciar a su característica volatilidad por los costados con jugadores ligeros y rápidos.
Ante Bélgica y Polonia, México habrá sumado dos pruebas más frente a rivales que podrá toparse en el Mundial al ser cabezas de serie. Ya se midió a Alemania, a Portugal y a Rusia. Terminando la gira, habrá enfrentado en el año, a 5 de 8 posibles rivales.
Oportunidad de oro para todos. Jugadores y cuerpo técnico.
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