En días pasados el Presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Congreso la iniciativa por la que se incorporan nuevas figuras jurídicas en la Constitución General de la República, todo en relación a los programas de bienestar que ha estado implementando el Gobierno.
El tema es de gran trascendencia, es la agenda legislativa prioritaria del Presidente, ya que la inminente reforma constitucional tiene entre otros dos objetivos fundamentales, por un lado asegurar la permanencia de los programas sociales como un imperativo del gobierno bajo el concepto de la progresividad de los derechos generados en los programas, es decir, no podrían suprimirse o retroceder una vez plasmados en ley fundamental, convirtiéndolos en un imperativo jurídico de la autoridad para garantizar la permanencia de dichos programas, en este caso del gobierno en turno más allá del propio Andrés Manuel y sea cual sea su origen partidista e ideológico.
Por otro lado, otro de los aspectos a cubrir en la incorporación de los programas al texto constitucional es la implementación de mecanismos de exigibilidad jurídica para el gobernado, como garantías de accesibilidad a los programas de bienestar del gobierno, asegurando con ello la universalización y en consecuencia evitando la focalización y a su vez la exclusión los sujetos de derechos.
El status actual del marco constitucional en este referente, es el reconocimiento expreso de los derechos humanos, en lo que respecta a los derechos sociales y sus mecanismos de exigibilidad sigue siendo un tema en lo abstracto, con la inminente reforma será replanteado con un mandato constitucional que derive en ordenamientos secundarios que especifiquen mecanismos concretos de exigibilidad jurídica por los gobernados que faciliten el acceso a los programas de bienestar.
Este es uno de los aspectos más importantes de la transformación iniciada, es una forma sustancial de cimentar el proyecto de nación en donde las personas tengan garantizados sus derechos fundamentales para tener a su alcance el desarrollo humano de manera íntegra y en toda su extensión conceptual, esto en la inteligencia de edificar la sociedad que todos pretendemos, en la que se alcancen los niveles de desarrollo a plenitud en lo individual y en el colectivo social.