El cuento “El Aleph” de Jorge Luis Borges es uno de los más emblemáticos de este autor argentino. Jorge Luis Borges es un escritor argentino que nació en el año 1899 y murió en 1986. El aleph es la primera letra del alfabeto hebreo. Esta letra se corresponde a la raíz espiritual de todas las letras y, por tanto, de toda el habla humana y que encierra todo lo que puede ser posible. Borges perfila en este cuento su estilo como narrador de relatos fantásticos y profundiza sobre una de sus grandes inquietudes: el infinito. La literatura fantástica de Borges emerge de lo extraordinario, inverosímil y perturbador que hace que el relato se transforme.
El cuento El Aleph es relatado por un narrador llamado "Borges", nombre que solo se descubre hasta la mitad del texto. Este Borges ficcional relata su pesar tras la muerte de Beatriz Viterbo, a la que había amado sin ser correspondido. A Borges solo le queda mantener intacto el recuerdo fantasmagórico de Beatriz.
Es así como se propone visitar la vieja casa de la familia de Beatriz en cada aniversario de ella. Es en una de estas visitas, que Borges establece una relación con el primo hermano de Beatriz, llamado Carlos Argentino Daneri. Daneri comparte con Borges una serie de poemas que ha hecho, con la esperanza de que este convenza a un importante escritor de poder divulgarlos. Para Borges, son poemas caóticos y sin sentido. Sin embargo, Borges le promete hablar con el escritor.
Meses después, Borges recibe una llamada de Daneri que lo cambiará todo. Este le dice que la antigua casa será demolida. Es allí cuando revela su secreto: en el sótano se encuentra un aleph, un punto desde el cual se puede ver todo el universo simultáneamente, y del que necesita poner atención y escribir. Borges concuerda con que la casa no puede ser demolida. Al llegar al lugar, Borges descubre que desde el escalón diecinueve del sótano puede verse el aleph, una circunferencia de apenas unos centímetros de diámetro que le permite verlo todo. El aleph esconde un microcosmos infinito dentro de sí.
El cuento “El Aleph” de Jorge Luis Borges revela la tensión entre dos modelos de comprensión del mundo: uno basado en la razón y otro que prioriza las entidades a su comprensión.
Immanuel Kant manifestaba que la razón debe someterse a la crítica en todas sus acciones, aun cuando las razones que expone un gobierno traten de maquillar un hecho que resulta indignante como los sucesos en Teuchitlán Jalisco. La comprensión consiste en crear una imagen del mensaje que se quiere transmitir. El gobierno federal trata de confundir a la población al cambiar conceptos de campos de exterminio por campos de adiestramiento. Se trata de colocar como victimas a las estructuras del gobierno federal y al ex presidente López Obrador; y se acusa de acoso y oposición al grupo de Madres Buscadoras. Lo cierto es que todas estas “aclaraciones” tratan de desviar el hedor que se desprende de este hecho y buscar el confundir a la población. Esto es totalmente inaceptable en cualquier país o entorno que se presuma sensato y razonable.
El gobierno mexicano apuesta a que estos hechos en Teuchitlán Jalisco, al igual del eterno amor de Borges por su entrañable Beatriz, sean cubiertos por la sombra del olvido.