Política

De profundis

Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde fue un escritor, poeta y dramaturgo de origen irlandés, recordado sobre todo por sus novelas, El retrato de Dorian Gray y La importancia de llamarse Ernesto. Wilde se distinguió por poseer un sentido del humor mordaz y crítico que gustaba de exponer los excesos de la sociedad victoriana. En 1895, en la cima de su carrera, Oscar Wilde fue condenado a dos años de prisión con trabajos forzados acusado de homosexualidad. Destrozado física y moralmente, y a poco de cumplir su condena, escribe De profundis, una obra bellísima en la que narra la desdicha que lo bajó del pedestal en el que estaba para arrojarlo al infierno carcelario.

De Profundis marca el punto culminante de la vida y filosofía personal de su autor y evidencia como todas las experiencias adquirían para él significado artístico. Así descubrió por primera vez el significado del dolor, un mundo hasta entonces desconocido para él.

De profundis consigue que el lector empatice con él desde la primera página y lo cuenta todo, de tal modo que sientes la rabia y la impotencia que muestra en el texto y que se realiza en un espacio y en un tiempo doloroso para Wilde en donde describe los abusos que sufrió en su estancia carcelaria.

Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Esta violencia es motivada por diversos factores estructurales, personal insuficiente, falta de protocolos, deficiente clasificación, corrupción; y coyunturales, aumento de la población penitenciaria, sobrepoblación y falta de inversión. Los incidentes de violencia en prisión agravan los problemas asociados con la vuelta a la vida en comunidad luego de la puesta en libertad. De acuerdo con el Sistema Nacional de Alerta de Violaciones a Derechos Humanos, los principales hechos violatorios están vinculados con los derechos a la salud y al trato digno.

Todos los reclusos solo existen y dejan de vivir. No olvidemos la cantidad de inocentes que están en la cárcel sin sentencia. La prisión preventiva oficiosa agravaría la situación del presunto responsable.

Así como Oscar Wilde experimentó, la bajeza y la humillación en su paso por la cárcel, hay miles de inocentes que sólo encuentran refugio en la fe y en la humildad.

Despojados de todo, así como Oscar Wilde, se encuentran a sí mismo, y llegan a representar un número y la letra de una pequeña celda en un largo pasillo, son simplemente uno de los mil números sin vida y

una de las mil vidas muertas.

Los mundos están hechos con dolor y sin dolor no puede nacer un niño ni una estrella. Al final, el misterio de la vida se comprende en el sufrir.


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Arturo Argente
  • Arturo Argente
  • Tec de Monterrey, Campus Toluca.
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