A Jorge Álvarez Máynez lo conocí hace más de una década en las lides políticas. Nunca tuvimos una particular cercanía, pero sí suficientes coincidencias para considerarlo una persona estructurada, con ideas bien construidas y con seriedad intelectual. Jorge nunca fue un político de masas. Su carrera se tejió más bien en el marco de la lealtad y la disciplina partidista, siempre con el apoyo de Dante Delgado. Por eso, a pesar de su larga carrera pública, al ser anunciada su candidatura a la Presidencia de la República por Movimiento Ciudadano, un sorprendente 80 por ciento de los mexicanos declaró no conocerlo, con estados en donde su conocimiento público es cercano a cero.
El fenómeno se llama vacío perceptual y es un mecanismo psicosocial a través del cual las personas buscamos construir percepciones iniciales sobre lo desconocido, utilizando la información inmediatamente disponible. Este proceso, que en épocas prehistóricas fue crucial para la supervivencia de la especie porque debíamos prejuzgar rápidamente los peligros del entorno, sigue siendo relevante en la actualidad, aunque los riesgos sean diferentes. En el caso de Jorge, este enorme vacío perceptual se llenó de una manera que probablemente nunca hubiera deseado.
Al carecer de una imagen pública previa, los mensajes que Jorge eligió para presentarse ante el electorado tuvieron un impacto desmedidamente desafortunado. Dos fueron los videos que publicó. Ambos lo retrataron como borracho y como un pobre aspirante a junior. La constante de las publicaciones fue el alcohol y su fallida y forzada desesperación por aparecer como parte del frívolo grupo social del gobernador de Nuevo León. Esa fue la información que él mismo ofreció y, ante la falta de referentes para formarse una percepción más completa, la mente de los mexicanos optó por encasillarlo en esos dos prejuicios que le será imposible sacudirse en tres meses.
Desconozco las propuestas que Jorge defenderá en campaña y no dudo que algunas serán buenas, porque es una persona inteligente. Jorge tiene sin embargo un grave problema: que para 90% de la población, cualquier cosa que diga provendrá de alguien que perciben como un borracho, un fracasado aspirante a junior o ambas cosas; imágenes todas altamente negativas ante casi todos los segmentos de la población.
Es así como dos publicaciones mal cuidadas en redes sociales harán de la de Jorge una campaña que terminará siendo una anécdota más en la desprestigiada historia electoral de nuestro país. Probablemente Álvarez Máynez logrará mantener el registro de MC. Lo que también es cierto es que, sin duda alguna, mantendrá otro registro perverso: el del desconocido bebedor que se volvió irrelevante antes de iniciar la campaña. Y hasta aquí el análisis etílico electoral, de tu Sala de Consejo semanal.