Con el lema “Una sola Tierra” se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente este 5 de junio. Si bien en este día se realizaron varias actividades para crear conciencia sobre el peligro que para la vida significa el deterioro del ambiente y el calentamiento global, casi podríamos afirmar que pasó desapercibido en nuestro país.
El medio ambiente empezó a ser considerado hace apenas 50 años como parte de la agenda de las Naciones Unidas, cabe preguntarse ¿qué sucedió antes de esos años que no era tema de importancia o interés mundial?
Es innegable que la relación del ser humano con la naturaleza es imprescindible, que pasamos de una sociedad recolectora y cazadora a una agrícola y ganadera y finalmente a la actual sociedad industrial. En este proceso la relación con el entorno natural fue modificándose y el paisaje también, al incrementarse la deforestación, el cambio de uso del suelo, el uso de madera y materiales fósiles para generar energía y la pérdida de la biodiversidad.
Pero ¿nos dimos cuenta del impacto de este deterioro hasta hace 50 años? Actualmente vivimos una crisis ambiental que tiene diversas justificaciones entre ellas una muy importante que es el sistema económico que se moviliza al margen y sin la debida consideración hacia los sistemas naturales.
En muy corto tiempo el impacto al ambiente se ha incrementado de tal manera que ahora está en peligro nuestra sobrevivencia, y que aunque parezca alarmista o exagerado, es un motivo de seria preocupación y de realizar acciones que no se lograran dedicando un día a la reflexión y que al otro día pasen al olvido.
Si analizamos que los recursos naturales requeridos para la sobrevivencia dependen de la energía solar, y del capital terrestre y que los productos que se obtienen o derivan son sujeto del sistema económico, entonces podemos en un análisis muy puntual identificar que es necesario establecer un nuevo estilo económico que evite el deterioro a ultranza del sistema ecológico del que dependemos. Es necesario buscar y desarrollar recursos energéticos renovables, invertir en energías limpias eliminando el uso de combustible fósiles, respetar y conservar los espacios que son la base del capital terrestre que nos sostiene. Promovamos una cultura ambiental desde las jóvenes generaciones hoy más que nunca el cuidado al medio ambiente es una condición para que la vida exista.
Arlette López Trujillo
FES Iztacala, UNAM