Cultura

Entre colores y arácnidos

  • Columna de Antonio Navarro
  • Entre colores y arácnidos
  • Antonio Navarro

Asociar la pintura con sonidos puede estimular nuestro sentido de percepción. De antemano vinculamos la esencia de ambas manifestaciones artísticas por el cromatismo que las revela en su connotación de matices y claroscuros. Y es en este contraste de luces y silencios donde descubrimos la música de Carlos Sánchez-Gutiérrez (1964): una fábula de encantamiento sonoro urdido en un tejido sobre bocetos de Paul Klee. El mismo compositor declara su gusto por observar día a día los cuadernos del pintor, de ahí la persuasión en reflejar ciertas alegorías a través de su música.

El catálogo de obras que ha venido sumando Sánchez-Gutiérrez a lo largo de treinta años de creación lo avalan como un músico en plena madurez por el dominio al explorar y manipular el sonido con enorme precisión. El inventario de recursos tímbricos aplicados en cada una de sus partituras se combinan en un discurso sonoro donde  exigencia y sentido lúdico coinciden de manera extraordinaria. En este proceso la música de nuestro compositor se traduce en un perpetuo resplandor. El resultado no sólo se explica por la metáfora hacia la pintura de Klee, sino en el vínculo directo con dos compositores expertos en el manejo del color en los sonidos (tímbrica): el norteamericano Jacob Druckman (1928-1996) y el francés Henry Dutilleux (1916-2013), ambos, en su momento, profesores de composición con quienes Carlos Sánchez aprendió la técnica del espectro armónico y la estructura de formas musicales contemporáneas. Todo confluye hacia una estética de valores eclécticos por vía de una instrumentación insólita cuyo modelo más recurrente lo encontramos en “Le marteau sans maitre” (1955), del francés Pierre Boulez (1925-2016), arquetipo vigente para ciertos compositores del Siglo XXI.

Estas referencias nos revelan la producción de Sánchez-Gutiérrez en tiempos actuales; reconocido, valorado por la crítica y el público que se dan cita en conciertos y festivales para la música contemporánea de América y Europa; pero particularmente en el amplio escenario que representa para este compositor el territorio de Norteamérica, lugar donde vive y ejerce como profesor de composición, esto es, en el área de Nueva York. Aquí es donde ha venido realizando prácticamente toda su obra novísima, señalando en particular las de reciente estreno: “Short Stories”, para piano y orquesta de cuerdas (2018), en Ciudad de México; “Diaries II”, para grupo de cámara (2018), estrenada en Nantes, Francia; y “More Short Stories”, para diversos instrumentos (2019), interpretada en la ciudad de Chicago. Actualmente Carlos Sánchez trabaja en partituras que están en proceso y que seguramente verán su resultado en una manufactura de sonidos bajo un tejido arácnido como signos de ficción.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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