Y llegó el momento más preocupante de la pandemia. Con la reapertura económica la gente salió a las calles y los comercios, fue a trabajar y comenzó a relajar las medidas sanitarias impuestas por las autoridades y el peligro creció.
La pandemia de covid-19 alcanza niveles alarmantes en varias entidades del país como la Ciudad de México, donde a pesar de que la capacidad hospitalaria de camas con respirador está cerca de saturarse, las escenas de personas en el centro histórico que acuden a realizar sus compras de fin de año son cada vez más frecuentes.
En las imágenes se aprecian aglomeraciones, muchos con cubrebocas, pero también existen quienes no les interesa ser solidarios y no usan la mascarilla, a pesar de las recomendaciones y la escalada de nuevos contagios.
En León y en el estado de Guanajuato no se vive la misma situación, pero sí prende todas las alarmas cuando la gente acude a los centros comerciales y al Centro Histórico y se repiten esas imágenes, por supuesto no en el mismo número que la CdMx.
Los aficionados del León y de los Pumas salieron a apoyar a sus equipos en la Gran Final del futbol mexicano y muchos no tenían cubrebocas, ojalá no se disparen los contagios en la ciudad.
Pero el incremento de contagios en Guanajuato no permite regresar al amarillo, al contrario, el secretario de Salud, Daniel Díaz Martínez, afirma que estamos cerca de retornar al semáforo rojo, lo que provocaría cierres en negocios no esenciales e impondría un duro golpe a la economía estatal.
En esas andamos cuando se habla ya con esperanza de las vacunas contra el covid-19 que estarían por arribar a nuestro país. El gobierno federal ya definió un plan de vacunación y a pesar de eso el fin de la pandemia se ve muy lejos.
En los cálculos más optimistas, la pandemia estará controlada para 2022, prevén las autoridades sanitarias de nuestro país. Todavía se deberán esperar meses para que los grupos de la población con mayor riesgo sean completamente vacunados.
Y los jóvenes deberán esperar todavía más, por eso se prevé vacunar a este sector de la población hasta el final, que será de junio de 2021 hasta 2022.
¿Qué hay que hacer mientras tanto? Está claro, hay que usar el cubrebocas, lavarse las manos constantemente, usar gel antibacterial y salir lo menos posible. Ser conscientes y solidarios con nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo y con las personas que nos encontramos en la calle, el transporte público o en los centros comerciales. Nada que no hayamos hecho antes.
La pandemia nos impuso esta situación y debemos aprender a sobrellevarla mientras llega la anhelada vacuna. Celebremos estas fiestas navideñas con responsabilidad.
andres.amieva@milenio.com