No se confunda. No pierda su tiempo. Lo que hay que ver a partir de hoy viernes 7 de junio es la serie “Tengo que morir todas las noches” en Prime Video.
¿Por qué le digo que no se confunda? Porque vivimos en un atascadero de contenidos y con el tema postelectoral, peor. No hay manera de gozar nada.
¿Por qué le digo que no pierda su tiempo? Porque como las redes sociales nos han educado para vivir en la ansiedad perpetua, creemos que ya no nos alcanzan las horas.
Regálese al menos 60 minutos mirando esto sin ningún otro dispositivo en las manos y su vida cambiará. Se lo juro.
Ahora sí: ¿Por qué hay que ver “Tengo que morir todas las noches”? Por valentía.
¿Cómo que por valentía? Porque esta producción de la inmensa Mónica Lozano (“Amores perros”), del ganador del Emmy Internacional en la categoría de mejor serie de drama Ernesto Contreras (“Falco”) y de muchas exitosísimas personalidades más es un golpe al sistema.
Le explico porque a lo mejor usted no lo sabe, no lo vivió o no se acuerda.
Ser joven en el México de los años 80 era una mierda. Como éramos los herederos del 68, de Avándaro, del Halconazo y de mil cosas malas, vivíamos en la represión.
Pero espérese, se pone peor. Si además de ser joven usted era parte de alguna “minoría” como la comunidad LGBT, ¡cómo le explico el infierno!
No había antros como los conocemos ahora. No nos dejaban que nos reuniéramos. Éramos anormales, un castigo de Dios y la prueba máxima era el SIDA.
“Tengo que morir todas las noches” es el retrato de eso que ya casi nadie menciona, que ya casi nadie quiere recordar pero con un “plus”: ¡ganamos!
Hoy México es otro país porque aquellos jóvenes no nos dejamos, porque nos atrevimos a amar, porque construimos algo.
Créame que decir esto en 2024, cuando las derechas están haciendo lo que están haciendo en México y en muchos otros rincones del mundo, va más allá de la valentía. ¡Hasta miedo me da!
¿Pero sabe qué es lo más admirable de este monumental ejercicio cinematográfico dirigido por Ernesto Contreras (“Sueño en otro idioma”) y Alejandro Zuno (“Abrir la tierra”)? Que está inspirada en hechos reales.
“Tengo que morir todas las noches” no es una fantasía soft-porno como “Queer as Folk” o una telenovela creada para consentir a un nicho como “The L Word”.
¡No! Es la recreación de gente que, o todavía vive, o existió en aquel momento. Es increíble cómo la realidad supera a la ficción.
Esta serie es algo tan bueno y tan sólido que, en contraste con lo que ocurre con la mayoría de los contenidos que generamos en México, no nace de la ocurrencia de un grupo de escritores que se juntaron para caerle bien a una plataforma.
Esto viene de un libro. Y no de cualquier libro. Viene de “Tengo que morir todas las noches”.
Esto no es una novela gay. Es periodismo de altos vuelos, una crónica impecable del genial Guillermo Osorno.
Cuando leí el libro pensé en que algún día se haría en serie, pero en serie documental. Esto es mil veces mejor porque el poder de la ficción no se compara con nada. Cuando lo vea, lo comprenderá.
No le voy a contar ni un solo detalle para no arruinarle la sorpresa, pero sí lo quiero sensibilizar sobre lo que va a ver.
La conjunción de valores de producción que tenemos aquí es increíble. Todo está bien.
Pero el reparto no tiene perdón de Dios ni de tan excelente ni de tan buenas actuaciones.
Silvia Navarro, que es una diosa, está haciendo aquí la actuación de su vida. Humberto Busto, señorón, pasará a la eternidad con este personaje.
José Antonio Toledano (“Esto no es Berlín”) merece un premio ya. ¡Ya! Y aquí le paro para no saturarlo. Sale todo México. Hasta mi amada Bruja de Texcoco.
¿Se la piensa perder? ¡No, por favor! No se confunda. Luche con todas sus fuerzas por ver “Tengo que morir todas las noches” en Prime Video. Le va a gustar. De veras que sí.