Soy el crítico más feliz porque Falco, nuestra Falco, acaba de ganar el Emmy Internacional en la categoría de Non-English Lenguaje US Primetime Program.
Sí, yo sé que éste fue un proyecto de Telemundo que miles de televidentes conocimos por Amazon Prime Video, pero es una serie mexicana, una serie orgullosamente mexicana que conquistó el mercado de Estados Unidos.
Recibir el Emmy Internacional es como haber recibido el Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera, pero en el mundo de la televisión. Hay muchos tipos de Emmy. Éste, lo da una academia formada por especialistas de todo el planeta. El hecho de que Falco haya ganado significa que los más grandes expertos de los cinco continentes la están reconociendo, que están reconociendo, una vez más, el talento de los mexicanos. Soy feliz porque siempre creí en esta serie, porque estoy convencido de que sus responsables, entre los cuales se encuentran el cineasta Ernesto Contreras (Sueño en otro idioma) y el productor Julián de Tavira (Hernán) son dos de los más grandes prodigios del espectáculo nacional. Soy feliz, insisto, porque ya parezco promotor de Michel Brown, el protagonista de esta serie, porque lo acabo de elogiar en teatro por Perfectos desconocidos y en televisión por Hernán. Pero es la verdad, el señor es grande y verlo aquí es delicioso. Soy feliz, concluyo, porque siempre creí en Falco. No me equivoqué. ¡Felicidades a los involucrados en este proyecto! Y usted, ¿qué está esperando? Búsquela ya en Amazon Prime Video. Le va a encantar. De veras que sí.
Decepción
Me da mucha tristeza cuando veo series mexicanas que no dan el ancho porque, por eso, nuestros productos batallan tanto para cotizarse en los mercados internacionales. Por eso mucha gente se queda sin contrato, sin trabajo, sin nada. ¿Por qué le estoy escribiendo esto? Por El club, la nueva serie mexicana que se estrenó el pasado fin de semana en Netflix.
La vi completa y entre más veía, más me daban ganas de parar. El club comienza de una manera, luego se va por otro lado, después de varios capítulos, por otro lado más, y al final aquello se resuelve de una manera pavorosa, como si se les hubiera acabado la creatividad y el presupuesto.
Qué coraje porque el punto de partida era poco menos que sensacional, porque al principio prometía, porque el elenco está formado por actores que se merecen todo nuestro respeto, por inmensas figuras, por gente nueva, fresca.
Pero en un solo capítulo coexisten demasiados tonos, estilos. Está mal y no lo digo con gusto. Al contrario, lo digo con dolor. Es la típica telenovela nacional que cuida mucho el arranque, para apantallar, y que luego da lo mismo cómo termine.¿Pero sabe qué es lo que más me afecta? Que a pesar del desenlace, que es contundente, no va a faltar quién la etiquete como narconovela juvenil y eso es lo peor que le puede ocurrir a cualquier serie en la actualidad: promoción del narco y para chavos. No le voy a dar detalles para no arruinarle la experiencia, en caso de que la vaya a ver, pero ya no deberíamos ver este tipo de situaciones. Se supone que a estas alturas del partido ya sabemos hacer series. ¿O usted qué opina?
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