El tema de la nueva versión de Rubí, en Las Estrellas, es como para hacer un debate monumental.
Independientemente de que vaya a funcionar o no, estoy convencido de que se trata de uno de los peores errores de toda la historia de Televisa, uno de esos problemas que cuando están al aire no se sienten, pero que pasan factura con el paso de los años.
¿En qué se parecen Televisa y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador?
En que las personas que están al mando hoy recibieron un aparato en ruinas, saqueado, desmantelado y sin recursos donde los vicios, la mediocridad y la corrupción hicieron lo que quisieron.
Así como “El Peje” ha tenido que combatir una pandemia con un sistema de salud sin herramientas y donde los recursos se fueron a quién sabe dónde, los ejecutivos de la Televisa de hoy están desesperados.
¿Cómo le pueden hacer para crear esos contenidos que de origen son carísimos, cuando les heredaron una caja registradora vacía y cuando la gente que estaba antes en el poder se gastó todo lo que había en los caprichos más insólitos del mundo?
Quiero que por un momento se imagine la cara de los directivos de esa empresa viniendo de estos antecedentes, teniendo la obligación de poner algo al aire, sin capacidad de reacción por la combinación de la pandemia con la crisis económica y con una porquería como Rubí en el archivo.
¿Qué hubiera hecho usted? ¿Hubiera estrenado Rubí o hubiera colocado en ese horario otra repetición? ¿Cuál?, si todo lo bueno de Televisa no se puede utilizar porque está en el formato que se usaba antes del apagón analógico y transformarlo sale carísimo.
¿Sí entiende la magnitud de lo que le estoy diciendo? Es horrible, la tormenta perfecta, una invitación al terror.
Y cualquier crítica que usted o yo le hagamos a la Televisa de hoy será como cualquier crítica que usted o yo le hagamos al gobierno de AMLO.
¿De qué sirve si los que provocaron esto ya no están? ¿De qué sirve si en lugar de ayudar vamos a perjudicar?
Rubí, esta Rubí, es una mentada de madre. Y no, no lo digo por su reparto que está integrado por puras figuras que se merecen todo nuestro respeto. Lo digo por la parte ejecutiva.
Rubí, la obra original de Yolanda Vargas Dulché, es un melodrama perfectamente bien aterrizado en términos didácticos y morales.
Esta Rubí es tan nociva como la peor de las narconovelas porque no se necesita tener doctorado para verla y detectar que promueve, entre muchas otras situaciones peligrosas, la violencia de género y el odio hacia las personas con discapacidad.
Es una falta de respeto de principio a fin y esto es imperdonable en este país donde matamos a las mujeres por ser mujeres, donde la cuarentena ha construido escenarios delicadísimos de violencia en su contra y donde miles de manifestantes están saliendo a las calles a protestar.
Se necesita ser muy poco sensible para autorizar un proyecto así porque, no nos hagamos tontos, esto se hizo el año pasado, justo cuando el Me Too y todos estos temas estaban estallando en México y el mundo.
Y aquí le paro porque le juro que si le sigo, voy a acabar presentando una queja en Gobernación o en el Conapred. ¡Hasta la Virgen de Guadalupe sale manchada en esta mugre! No se vale. ¡No!
alvaro.cueva@milenio.com