Lo ocurrido ayer en el Congreso local dejó en claro que hay una clara ruptura generacional. Mientras la vieja clase política se abstiene o vota en contra del derecho de las mujeres (y de los derechos humanos) nuestra generación millennial, sobre todo las jóvenes han demostrado que ésta generación seguirá de pie y de frente, cuestionando a esta clase política que no representan ni al pueblo, ni a la agenda de un partido; solamente buscan negociar prebendas de grupo, a cambio de los derechos de todas y todos.
Mi reconocimiento a todas aquellas mujeres, sobre todo jóvenes que han luchado por la interrupción legal de embarazo, ustedes sí me representan, ustedes diputados/as “de pseudoizquierda” que votaron en contra o se abstuvieron, ni son de izquierda ni son progresistas, y no representan las causas, porque no tienen ideología, tienen intereses.
Por cierto, se han equivocado quienes votaron en contra de los derechos de las mujeres se han equivocado porque su cálculo político fue pensando en las siguientes elecciones lo que no saben “por falta de asesores de altura, experiencia y de tacto político” es que ésta generación con la que están rompiendo vamos a decidir las siguientes elecciones y ustedes ya no son opción.
Hoy y siempre estaré a favor de los derechos. Y no, no es una lucha de unas/os cuantos; no es una lucha tan sólo de las mujeres, es una lucha por los derechos humanos y va más allá de una legislatura y va más allá de los intereses políticos y que quede claro, los Derechos Humanos no se venden, no se intercambian, y quienes están en el congreso deben legislar para garantizarlos, no para intercambiarlos.
Bien por quienes son congruentes y están a favor de los derechos humanos: Víctor Osmind Guerrero Trejo, Rosalba Calva García, Areli Rubí Miranda Ayala, Armando Quintanar Trejo, Lucero Ambrocio Cruz, Lisset Marcelino Tovar, Tatiana P. Ángeles Moreno, María Luisa Pérez Perusquía, Mayka Ortega Eguiluz, Susana Araceli Ángeles Quezada.
A las y los demás, así deberán quedar, en el olvido.
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