Nos encontramos en medio de la discusión de dos reformas fundamentales para la vida democrática del estado, y me refiero a la Reforma Electoral y la Reforma a la Ley Orgánica Municipal del Estado de Hidalgo. Con un gran acierto de parte del Congreso Local de realizar foros para escuchar la opinión y participación de la ciudadanía, presidentes municipales, síndicos y regidores. Estoy convencido que ambas reformas deben tener como espíritu rector, el ser construidas con una visión ciudadana y no partidaria, porque toda ley, toda norma y reglamento debe ser construido desde abajo; con el objetivo de mejorar su calidad de vida, por lo tanto, no deben ser elaboradas de manera cupular, ni por mandato del ejecutivo o por intereses de partidos.
Se deben seguir fortaleciendo los mecanismos de parlamento abierto, los cuales deben continuar durante la etapa de discusión y aprobación. Si algo no puede ocurrir, es repetir las viejas formas de organizar foros, cuya opinión ciudadana era testimonial, y sólo era utilizada para simular la participación de la ciudadanía, generando una falsa legitimidad.
Y no sólo me refiero a lo construido en leyes y reglamentos, también ocurre en los planes de desarrollo, donde se realizan actos protocolarios sin contenido social. Las reformas deben ser ciudadanas, siendo prioritario fortalecer en ambas reformas la participación de la población, generando las bases para que Hidalgo, sea un estado de derechos donde predomine en todos los espacios la participación ciudadana. Con los marcos legales que limitan y no fomentan la participación ciudadana, hay una ausencia de políticas públicas estatales y municipales, no importa cómo les llamen en los discursos; una política emanada de arriba para abajo es vertical y siempre gubernamental.
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