El siguiente año nuestra entidad será el centro de todos los reflectores nacionales, ya que, al igual que Coahuila tendremos elecciones. Sin embargo, por su cercanía con la Ciudad de México, capital de la política nacional, seguramente Hidalgo será el referente para las siguientes discusiones de la reforma electoral. Lo que se puede augurar es que las elecciones serán altamente vigiladas, sobre todo en el actuar de los organismos electorales, así como el costo de las elecciones, ya que en la propuesta de reforma está la disminución del gasto electoral. Y mientras se discuten las diversas propuestas en la Cámara de Diputados, lo que ocurra en las dos elecciones locales servirá de referente para fortalecer o debilitar las diferentes posturas, que se resumen en prácticamente tres aspectos: uno, mantener el actual esquema de doble estructura electoral; dos, que sólo permanezcan los OPLES (Organismos Electorales Locales) y tres, que el INE se encargue de organizar todas las elecciones. Lo único cierto, es que, desde la aprobación de la reforma electoral en 2014, y desde la instalación del actual Consejo General del INE, el organismo nacional ha estado presente en todos los procesos, sean locales o federales.
Sin duda alguna, debemos tomar con total seriedad la discusión, para decidir por una u otra estructura, ya sea mantener 32 OPLES o robustecer al INE, pero no más una doble estructura electoral.
Porque tener un sistema electoral fortalecido, nos costó décadas de luchas sociales, pero estas luchas no buscaban una aristocracia política-electoral, buscaban equilibrar la lucha y competencia por el poder político, en medio de un sistema autoritario no democrático. Por tal motivo, debemos seguir alzando la voz para consolidar un Estado de instituciones, y no uno de partidos o gobernantes.
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