Cultura

Infancias

A pesar del dolor, del sufrimiento y de la violencia, de la guerra y la exposición constante al sufrimiento, a la precariedad y a la tragedia, los niños vuelven a adueñarse de las calles y el espacio público. No quisiera hablar ahora de la oscuridad de las cifras que atormentan a las infancias de nuestro país, sino de lo que brilla para recordarnos que la humanidad es más que el racismo, el clasismo y la disputa adulta por el capital en nombre del bienestar.

Porque, a pesar de todo, los niños salen a jugar sobre las ruinas de las ciudades que los adultos bombardean: a pesar, incluso, de sus pérdidas que siempre son atroces.

Supongo que, por eso, la infancia es un motivo recurrente del arte y de la literatura, y la nostalgia un mecanismo que nos permite rescatar algo de nuestra humanidad perdida en papeleos inútiles, trabajos que odiamos pero que debemos mantener, ansiedades y depresiones. Por mucha oscuridad que haya en nuestro pasado, hay un espacio iluminado en nuestra memoria que quisiéramos rescatar para volver a creer en nosotros mismos, en nuestra bondad y en nuestro potencial.

Supongo que todos quisiéramos volver a soñar como cuando éramos niños. Por eso debemos luchar para no quitarles a nuestras infancias su derecho a la imaginación y a soñar con un mundo mejor, a pesar de que la realidad se empeñe en reiterarnos las oscuridades que nos esperan.

Cuánta belleza no se descubre en el asombro infantil con el que observamos el esqueleto de un dinosaurio en un museo, con el que experimentamos el espectáculo de un planetario o la caricia de un gatito. La ternura, dice José Antonio Marina, es el lenguaje de la infancia y de los amorosos: la capacidad de sentirnos vulnerables ante la belleza, de reducirnos a la contemplación inocente de la naturaleza y su sencillez.

Creo que es necesario, de vez en cuando, volver a mirar el mundo con ese asombro e imaginar sus posibilidades más allá de las abstracciones en que lo hemos apresado todo los adultos. Y, para ello, es necesario devolverles a las infancias su derecho a la imaginación, al juego, al asombro… defender su derecho a la felicidad, a toda costa.


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Alfonso Valencia
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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