El trabajo por proyectos ha colocado a las maestras y maestros en una zona de incertidumbre en relación a distintos aspectos que tienen que ver con la comprensión del enfoque curricular; la articulación entre el programa sintético, el programa analítico y la planeación didáctica; y la instrumentación didáctica como expresión del enfoque curricular. En este escenario de incertidumbre, provocado por la ausencia de un programa de formación y acompañamiento, la alternativa que se visualiza es la reflexión-acción permanente de la práctica. Pensar la práctica se constituye en un dispositivo para salir de la zona de incertidumbre. Y si es en colectivo es mucho mejor.
Pensar la práctica es la esencia en la construcción del programa analítico, en tanto que plantea una lectura de la realidad desarrollando ejercicios de diagnosis, problematización y contextualización sobre el entorno social, comunitario, escolar y áulico de la práctica docente. Este reconocimiento permite advertir las posibilidades de acción que se tienen, el ambiente de relaciones sociales, las condiciones institucionales y, por supuesto, los sujetos con quienes se desarrollará el trabajo pedagógico. Lo anterior implica tareas de investigación para las maestras y maestros y la generación de espacios de socialización de la experiencia que no se agotan en las sesiones de Consejo Técnico. Espacios donde los docentes tengan oportunidad de plantear y dialogar sus preocupaciones centrales en la relación pedagógica, de escuchar a sus compañeros y de construir juntos alternativas para la mejora de los procesos pedagógicos.
La colectividad que desarrollen, en espacios diversos, ayudará a la identificación de significados y sentidos comunes que darán pauta a pensar la escuela de manera diferente. Les ayudara a superar la tradición pedagógica que ha caracterizado la escuela e incorporar elementos del nuevo enfoque curricular para replantear su práctica. Transitar hacia un posicionamiento paradigmático diferente solo será posible de manera colectiva, porque la práctica docente se reconoce como una práctica social e intencionada. Pensar la práctica en colectividad es un posicionamiento frente a la realidad educativa y el deseo de transformarla.
Pensar la práctica en esta condición de colectividad y reflexividad permanente conduce a que emerja el saber cultural y pedagógico de los docentes. Un saber pedagógico que se ha expresado más en lo individual se coloca ahora en un ámbito de socialización. La experiencia de los docentes entonces obtiene un valor pedagógico mayor y sienta las bases de una educación más pertinente y articulada al fundamento filosófico, político y pedagógico de la nueva escuela mexicana.
Pensar la práctica no se agota en la experiencia construida en la cotidianidad de la realidad escolar, se alimenta de un marco de referencia teórico-analítico que posibilite una aproximación distinta a la comprensión del fenómeno educativo. La práctica de la lectura y escritura debe acompañar a los docentes en todo su proceso reflexivo. Es un ejercicio necesario para ampliar nuestro horizonte de interpretación y dar mayor claridad a nuestra mirada. La teoría, articulada con la práctica, nos lleva a una praxis transformadora en nuestro ámbito de acción cotidiano. Es en esta praxis donde el trabajo por proyectos cobra relevancia. Pensados desde una realidad cotidiana cobran mayor relevancia en su desarrollo con los aportes particulares que le da cada docente y con la claridad que proporciona la teoría.
En síntesis, la reflexividad en la práctica se constituye en una reacción frente a la incertidumbre, la inestabilidad y los conflictos pedagógicos-didácticos que enfrentan las maestras y maestros en la puesta en operación del nuevo plan y programas de estudios. Pensar la práctica debe constituirse en la esencia de nuestro día a día en la acción profesional. Pensar la práctica nos señala el camino del cambio, de la innovación y de la transformación. Es la herramienta para “romper” con lo que nos ata a las prácticas sedimentadas y tradicionales. Además, por supuesto, de hacer más comprensiva y pertinente nuestra tarea docente.