Vaya sometimiento el que mostraron tod@s los integrantes de la llamada cuarta transformación ante su líder histórico, Andrés Manuel López Obrador, que sacó su “Grandeza”, como se llama el libro que presentó en video desde Palenque, Chiapas. Según leí en las publicaciones, hasta a llorar puso a algun@s.
Qué falta de respeto con la nueva líder y Presidenta de México, a quien algunos medios mencionaron en sus adulaciones al originario de Tabasco. Aunque claro, como era de esperarse, ella se sumó a la alegría colectiva.
Lo más delicado no es que se le arrodillen, sino su falta de humildad. ¿Qué es eso de que no va a salir a promocionar su nuevo libro porque “no hay que hacerle sombra a nuestra Presidenta”?
Si sale y habla de su idea de lo ocurrido en la Conquista y la grandeza de las culturas milenarias no habría por qué sentir que le hace sombra a nadie.
Pero se la hace porque no solo habla de su libro. En el video interminable del fin de semana se puso a hablar de política, puso sobre la mesa las tres razones por las que volvería a salir a las calles, demeritando el liderazgo de quien ganó en las urnas.
La fascinación que los integrantes del movimiento muestran sin recato por Andrés Manuel López Obrador supera cualquier límite. ¿Cómo es que la encargada de despacho de la Fiscalía General de la República, y próxima fiscal, Ernestina Godoy, le dedica un tuit enaltecida por enterarse del nuevo libro y expectante por el siguiente? La adulación a un político mexicano y expresidente no es para nada muestra de independencia, ni autonomía, características que el cargo al que aspira demandan.
Quienes conocemos a Andrés Manuel López Obrador sabíamos que no se apartaría del todo. El video lo demuestra. Y si es necesario volverá a salir. Ahora advirtió que viene otro libro en camino, seguramente acompañado de video. Lo que sí sorprende es que su “Grandeza”, como se llama el libro, insisto, vuelva a hacerse presente cuando uno de sus hijos y supuesto heredero político tiene la encomienda de cuidar los destinos de Morena tras bambalinas. Para él, su padre sí es una sombra.
Andrés Manuel López Beltrán alardea con llamarse igual que “el mejor presidente de México” y reclama que no lo llamen por su nombre, su “más grande orgullo”. Pero ¿cómo no quiere que le digan Andy si el legado y el nombre, que demanda, aún lo usarán desde Palenque? Y no solo para firmar libros.
