Como un “escandalazo” calificó el subsecretario de Transportes de SICT, Rogelio Jiménez Pons, el incidente del sábado por la noche en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), cuando dos vuelos de Volaris tuvieron una “aproximación peligrosa” cuando uno se disponía a aterrizar en ¡LA MISMA PISTA! en la que despegaría el otro, la 05 izquierda.
El incidente se le ha atribuido a los controladores aéreos, donde está el verdadero escándalo; me confirman que los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam) están plagados de irregularidades. Entre los controladores hay mucha inconformidad, el ambiente laboral es pésimo y su ahora ex director les hacía más difícil la chamba, colocando a sus amistades y familiares en puestos estratégicos, mismos que se quedaron despachando.
Para el subsecretario Jiménez Pons, la renuncia de Víctor Hernández como director de Seneam “ya se venía gestando” y los recientes hechos fueron “la gota que derramó el vaso”.
Si era así, ¿por qué entonces Jiménez Pons no actuó antes de lo que llama “escandalazo” y quitó a Víctor Hernández? Si, como lo ha expuesto, sabía que los controladores aéreos experimentaban a diario un ambiente laboral con mucha presión. Incluso reconoció en entrevistas que el problema fundamental era el ambiente, y que si no era bueno podía ser peligroso, que la gente tenía que estar relajada y tranquila para ese trabajo.
La semana pasada la International Federation of Air Line Pilots’ Association (Ifalpa) advirtió de “varios incidentes de aeronaves arribando al AICM”. Un día antes del “escandalazo” la SICT minimizó la advertencia, informó que atendió solo un evento reportado y pidió a las tripulaciones y controladores formalizar los reportes.
El Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta) expuso entonces que las deficiencias y anomalías en el espacio aéreo del Valle de México se debían a la negligencia del director general de Seneam, Víctor Hernández, que ya lo habían advertido a la SICT, denunciando incidentes de aviación, pero que no los escucharon y los tacharon de mentirosos.
¿Cuántos “escandalazos” aéreos más se necesitarán para corregir el caos?
Alejandro Domínguez
@AlexDominguezB