El Consejo Ciudadano del Instituto Nacional de Migración llenó, misteriosamente y a las carreras, las 4 vacantes que durante casi un año tuvo y se resistía a ocupar con los perfiles que participaron en las convocatorias formales. La razón: figurar en la promoción de una nueva Ley Nacional de Migración.
El Consejo se conforma por 13 personas que, de forma honorífica, ostentan el cargo por dos años. En él emiten opiniones, brindan asesoría y proponen acciones en materia de política migratoria para el INM.
En julio de 2022, se lanzó la convocatoria para llenar los 4 espacios vacíos. A finales de septiembre declaró desierta la selección, argumentando que el número de personas que aplicó "fue reducido". Es decir, no porque no cumplieran con los requisitos, ni contaran con experiencia o conocimientos necesarios, sino porque eran pocos los aspirantes.
En enero de 2023, se lanzó una nueva convocatoria que debía concluir entre el 1 y 15 de marzo con la invitación formal, aceptación y nombramiento de los 4 seleccionados. Ese proceso no se transparentó. El 31 de marzo, en la sesión del consejo ciudadano del INM, se informó que "se haría en una próxima fecha la convocatoria, después de que ésta quedó vacante".
El 12 de junio publicaron nuevos lineamientos para flexibilizar la selección de los perfiles y que "de manera excepcional" pudieran "elegirse como consejeros a personas que no necesariamente respondan al perfil faltante". Así, hace dos semanas fueron nombrados 3 nuevos miembros y un cuarto renovó su permanencia por dos años.
Ocurrió fuera de la norma, haiga sido como haiga sido. Sin cumplir sus propias reglas publicadas en el Diario Oficial de la Federación para que "la elección emane de un proceso claro, equitativo, abierto a las personas, transparente y participativo".
Quienes no fueron seleccionados no se pueden quejar en ninguna instancia, pero la explicación que da a sus pares el presidente del consejo ciudadano, Mauro Pérez Bravo, puede ayudar a aclarar dudas: dice que los que están ahí son los que ayudan directamente a los migrantes y no quienes están en oficinas, noticieros y lugares bonitos. Aunque parece que lo que no le gustó fue no figurar en la iniciativa ciudadana que impulsó un decálogo que antecedió la propuesta de Ley Nacional de Migración, que ayer, con su nueva integración, el Consejo Ciudadano respaldó.