Cultura

‘Star trek’

El escenario es este; en un episodio de la serie original de Star trek (Galileo 7), un equipo de investigación se interna en un Quasar y una tormenta electromagnética los arroja a un planeta. Imposibilitados para regresar a la nave principal, intentan hacer reparaciones, sin éxito. En tanto, dos miembros de la tripulación salen a hacer un reconocimiento y son atacados por un grupo de antropoides primitivos: hay un muerto. El señor Spock está a cargo y ordena un ataque, pero especifica que no deben matar, solo aturdir con los phasers. Hay una protesta, pues un integrante de la tripulación ha muerto, a lo cual Spock responde:

–¿Están todos de acuerdo en atacar?

–Sí, lo estamos. Es lógico.

–Sí, es lógico, pero, ¿tomar vidas de manera indiscriminada?, –responde Spock.

–La mayoría opina que...

–No estoy interesado en lo opinión de la mayoría; debemos evaluar el peso de los hechos, el peligro que nos acecha así como el deber que tenemos para otras formas de vida, amistosas u hostiles.

Recordemos que la misión del Enterprise es explorar mundos nuevos, llevar a cabo reconocimientos científicos de fenómenos desconocidos y establecer contacto con otras civilizaciones y formas de vida. Esta directiva pertenece a un escenario de ciencia ficción, desde luego, pero también corresponde a una agenda moderna que antes no teníamos. ¿Se imagina a los conquistadores españoles del siglo XVI pensando de esta manera? Sí hubo algunos –frailes franciscanos– que abogaron por el respeto a estas nuevas civilizaciones indígenas, pero en general la normativa era otra. Pienso que a partir de las grandes expediciones científicas se fue formando y conformando una mentalidad de respeto y de curiosidad que poco a poco fraguó en una postura que, comparada con la actitud barbárica del pasado, nos enfila hacia un futuro mucho más luminoso. Solo hay que leer los viajes de Humboldt, los del capitán Cook, las circunnavegaciones, las exploraciones del continente africano por el doctor Livingstone y por el dueto de Burton y Speke, los viajes de Lewis y Clark, la exploración de los polos a finales del siglo XIX y principios del XX, la misma carrera espacial y la llegada a la Luna; hemos construido nuestro mundo moderno con base en la exploración, a la develación de estos mundos que en otros tiempos fueron desconocidos, y lo hemos hecho porque tenemos la disposición de hacerlo, porque está en nuestra naturaleza. Pero también hemos tenido que configurar una agenda ética para tal efecto, pues es fácil salirse de cauce y crear escenarios nefandos tales como la aniquilación tanto de civilizaciones como de especies animales, entre otros desbalances y atrocidades.

Por supuesto que no podemos criticar la postura del hombre de otros siglos: eran parte de su tiempo y no estuvimos ahí para entender el esquema general bajo el cual vivían. Sus motivaciones y circunstancias eran otras, no hay que olvidarlo.

De la misma forma, el respeto por otras civilizaciones representa un respeto por otras culturas, otras maneras de pensar. Tolerancia. Inclusión. Porque al aceptar al otro se hace un intento por entenderlo, y así, por entendernos. Pero, por alguna razón, nos gustan los extremos, las conductas perniciosas y la polarización.

Recuerdo la primera parte de la Historia verdadera, de Bernal Díaz. En la expedición de Hernández de Córdoba los españoles se encontraron con escenarios que les horrorizaron; cúes y templos impregnados de sangre y tejidos humanos, sahumerios, ídolos con formas animales y una actitud abiertamente hostil. Todo esto generó un ambiente de pesadilla que terminó por la destrucción de esas culturas. Es lógico. Como dije, fueron otros tiempos.

Ahora hay que llevar ese aprendizaje a las grandes urbes, pues estos son los macroescenarios modernos en los cuales se deben ensayar nuevas modalidades antropológicas. La metrópolis moderna es una estructura sumamente compleja que requiere de estudio. En ella se ven reflejados fenómenos tanto del pasado como otros nuevos, generados específicamente dentro de la ciudad, o como consecuencia de la misma. Fuera de los océanos ya no son mundos geográficos los que nos toca explorar en nuestro planeta, ahora son psicológicos y culturales. Somos nosotros. Siempre hemos sido nosotros.

chefherrera@gmail.com

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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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