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Soy mujer, porque es lo que me hace feliz: Ophelia Pastrana

La hoy mexicana tenía 10 años viviendo en suelo azteca, pero fue hasta 2018 que el gobierno federal le brindó la oportunidad de obtener su nacionalidad, con la particularidad de que fuera con la identidad que terminó por definir a los 28 años.

El año pasado Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores, entregó una carta de naturalización a Ophelia Pastrana, la primera mujer transgénero en naturalizarse mexicana.

La colombiana-mexicana tenía 10 años viviendo en suelo azteca, pero fue hasta 2018 que el gobierno federal le brindó la oportunidad a la empresaria, física y activista, de obtener su nacionalidad pero con la particularidad de que fuera con la identidad que terminó por definir a sus 28 años.

“Cuando me entregaron mi acta, el canciller Luis Videgaray lo celebró. Lo puso en Twitter pero eso implicó que hicieran un cambio en un trámite de inmigración que data de más de 100 años en plena época de caravana migrante”, expuso en entrevista con MILENIO.

Pastrana afirmó que llegó al país por accidente y desde entonces ya no salió.

Comenzó a trabajar en una empresa de relaciones públicas, pero después decidió emprender y creó su propia agencia, con ella creó 50 nuevas cuentas en Twitter para firmas como Sanborns, Sears, Telcel, Telmex, entre otras.

Sin duda, las redes sociales fungen un papel relevante en su día a día no solo para su trabajo, sino para hacer labor como activista.

Pastrana, mujer que impone no sólo por su altura, sino por una personalidad que no pasa desapercibida. Con celular en mano, siempre amparándose de datos que ayudan a su argumentación, echa mano de su capacidad de entrevistadora y cuestiona a sus interlocutores para generar una conciencia real sobre lo que está hablando. Es evidente, la práctica de la cátedra no es algo que le funcione.

Hoy a sus 36 años, la mexico-colombiana relata que el mismo día que le dieron su certificación laboral para obtener su green card en Estados Unidos, le dieron su primer proyecto mexicano, por lo que decidió quedarse en el país, algo de lo que dice no arrepentirse.

“Mi transición inició a los 28 años, en parte porque no sabía que se podía hacer, de haberlo sabido desde los 14 años lo habría hecho. Yo tenía un disgusto con mi cuerpo, pero entonces aún no sabía que podía hacer esto”, expuso y consideró que es esa la razón por la que busca hacer tan visible el tema.

Admitió que ha contado con privilegios que le han ayudado, pero pertenecer a una familia que formaba parte del partido conservador de Colombia hizo que su afirmación como mujer fuera más problemática.

Sabe que por su familia el impacto mediático que tendría en su país natal sería importante; en vez de ello, prefirió continuar en México trabajando en sus proyectos.

“Cuando me enteré de quién era, a los seis meses hice los cambios. Para mí fue muy fácil porque era empresaria y si no les gustaba a mis empleados, se podrían ir; era muy diferente, pero me salta mucho pensar en la gente que no lo ha podido decir”.

Es por ello que la empresaria ha sido una de las más reconocidas y relevantes dentro de la comunidad LGBT+, lo que la ha llevado a tratar temas como suicidios y problemáticas familiares en las que, sostiene, le gustaría hacer más por la comunidad que representa.

“A mí me gusta que existan las reglas de género. Lo que me choca es que sean obligatorias. Más que el tema del cambio físico, el cambio real fue permitirme ser quien soy; no me he hecho una cirugía de genitales ni me la haré. Le he buscado muchos motivos, pero no lo sé, lo que sí sé, es que me trae alegría. Aprendí a no cuestionarlo y vivirlo.

Aseguró que le gusta pensar en que las personas ya lo traen, pero eso no hay modo de saberlo; sin embargo a ella le funciona.

En 2014, la también activista fue incluida dentro de Business Insider como una de las 100 mujeres más influyentes en tecnología en Twitter.

Para 2017 incursionó en el ranking de las 100 mujeres más poderosas de México, de la revista Forbes.

Si hay alguien a quien Ophelia admira y puede decir que le ayudó a ser la persona que es, esa es la psicóloga, investigadora, conferencista y activista transgénero mexicana Agnes Torres, quien fuera asesinada.

Comentó que la poblana le enseñó que el mejor modo de ser trans es serlo abiertamente, pues lo que todo el mundo considera puede ser una debilidad debe transformarse en su armadura.

“Cuando inició mi proceso de transición estaba investigando quién era. Era un joven empresario haciendo agencias que vivía en Santa Fe, y rompí con eso”, detalló.

Convivir con personas que se acercan a ella para pedirle consejos y hablar en pro de la visibilidad del tema es algo que la ha convertido en uno de los referentes más prominentes de la comunidad.

Aunque prefiere no considerarse una “activista”, lo cierto es que ha sido una de las principales impulsoras actuales de la comunidad LGBT+.

“No quiero ser hombre, lo siento, aunque eso se vuelve muy escandaloso para muchas personas. Busca todos los ejemplos de un gay en la televisión mexicana y muchos son burlas de un hombre haciendo cosas como mujer”, sostuvo.

Destacó además que más allá de las problemáticas, su trabajo —que actualmente además de su vida como empresaria vive a partir de sus canales de YouTube y presentaciones en teatro— prefiere centrarlo en hablar de lo positivo, a diferencia de lo que comúnmente se prefiere en la actualidad, que es hablar de la violencia y otros temas.

“Estamos acostumbrados a pensar que diversidad es igual a sufrir, yo como figura pública trato de enfocarme en otra parte, no por negar que existen esos problemas, pero sí porque prefiero pensar en la lista de motivos por los cuales algo puede funcionar”, finalizó. 

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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