Los médicos y desarrolladores de fármacos que vieron por primera vez las imágenes de un nuevo tipo de radioterapia dirigida quedaron asombrados. Para algunos pacientes en el ensayo clínico, la terapia con radiofármacos de Novartis logró —en apenas seis meses— eliminar por completo el cáncer que se había diseminado por el cuerpo.
Michael Morris, oncólogo en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, calificó el resultado de “increíble” y “nunca visto antes”. En el primer ensayo en el que trabajó, las imágenes estaban libres de cáncer en alrededor de 9 por ciento de los participantes. En el segundo ensayo, la cifra fue de 21 por ciento.
“No podemos curar la enfermedad metastásica, pero en la mayoría de los casos, el tratamiento (tampoco) impacta en cómo aparece la enfermedad en un escaneo”, señaló. “Aquí tenemos algo muy diferente”.
Novartis ha estado desarrollando medicamentos contra el cáncer durante décadas, pero se convirtió en pionera en la terapia con radiofármacos tras adquirir la tecnología en dos operaciones. En 2017, compró Advanced Accelerator Applications (AAA), fundada por científicos del CERN, la organización europea de investigación nuclear. Al año siguiente, anunció un acuerdo de 2 mil 100 millones de dólares (mdd) con la biotecnológica estadunidense Endocyte.
La radioterapia, utilizada para tratar a cerca de la mitad de los pacientes con cáncer, generalmente se administra desde fuera del cuerpo para destruir células cancerosas, aunque también daña tejidos sanos. La terapia con radiofármacos se administra por vía intravenosa mediante una infusión que contiene isótopos radiactivos unidos a un ligando. Estos son moléculas que se fijan a receptores en las células cancerosas, permitiendo que se entregue una dosis de radiación mucho más específica.
Lutathera, una terapia con radiofármacos adquirida por Novartis en el acuerdo con AAA, fue aprobada por primera vez en 2017 para tratar algunos cánceres gastrointestinales. La farmacéutica suiza recibió su primera aprobación en Estados Unidos para su medicamento contra el cáncer de próstata, Pluvicto, en 2022, y desde entonces ha ampliado su uso a pacientes con enfermedad en etapa más temprana.

En 2021, el director ejecutivo Vas Narasimhan estimó que el mercado podría valer unos 10 mil mdd. A principios de este año, declaró al Financial Times que si la terapia cumple con lo prometido, podría alcanzar un mercado de 25 mil a 30 mil mdd.
“Creemos que hay un conjunto completo de objetivos únicos que solo podrían abordarse con la terapia con radiofármacos”, afirmó.
Pero la prometedora terapia presenta grandes desafíos logísticos. Los radioisótopos deben producirse en un reactor nuclear, luego el fármaco radiactivo debe fabricarse, transportarse y entregarse de manera segura a los pacientes.
Novartis ha pasado años trabajando para superar estos obstáculos. Sin embargo, otras compañías ven oportunidades en la terapia y corren por alcanzarla. En 2023 y 2024, la farmacéutica estadunidense Lilly, la británica AstraZeneca y la francesa Sanofi adquirieron startups dedicadas al desarrollo de terapias con radiofármacos.
Philipp Holzer, director ejecutivo de química de terapias con radiofármacos en Novartis, comentó que ahora las empresas “surgen como hongos”, al igual que los proveedores de isótopos. “Se está creando un mercado”, señaló.
Novartis cuenta con siete posibles terapias con radiofármacos en 15 ensayos clínicos, además de otras en pruebas preclínicas. Explora distintos isótopos y terapias combinadas, y busca expandirse a otros tipos de cáncer, incluyendo pulmonar, mamario, pancreático y colorrectal.
En el campus de Novartis en Basilea, el laboratorio principal de radiofármacos tuvo que ser reforzado para instalar 40 toneladas de plomo y evitar que la radiación se filtrara al resto del edificio. Todos los científicos que trabajan allí llevan dos dosímetros, incluyendo uno pequeño en el dedo, para medir la exposición a la radiación.
Se busca que la terapia funcione para un mayor rango de cánceres, lo que incluye hallar fármacos que se unan a mutaciones genéticas muy comunes en tumores, pero no en otros tejidos, para evitar irradiar células sanas.
“Para cada tipo de cáncer habrá una solución única”, dijo Narasimhan. “Muy pocas cosas en el cuerpo humano son simplemente ‘plug and play’. Hay que resolver los desafíos”.
Una vez aprobadas las nuevas terapias con radiofármacos, el reto es producirlas a gran escala. Novartis ha comprado gran parte del suministro del isótopo radiactivo lutecio, por lo que otras compañías buscan alternativas como el actinio. Gran parte de este isótopo proviene de Rusia, así que también buscan suministros en otros lugares.

Steffen Lang, presidente de operaciones de Novartis, explicó que el isótopo debe unirse a la molécula que apunta al cáncer en la concentración correcta, y luego pasar por controles de calidad. “No solo es rápido, también debe hacerse bien a la primera”.
Luego, un equipo trabaja las 24 horas para rastrear los viales con GPS. Novartis ha comenzado a usar inteligencia artificial generativa para anticipar problemas logísticos y seleccionar rutas hacia los hospitales. Para acercarse a hospitales y pacientes, la empresa está ampliando sus plantas de manufactura, pasando de seis en Estados Unidos (EU) y Europa a más instalaciones en China y Japón.
“Problemas de tráfico aéreo, condiciones climáticas extremas, lo hemos visto todo”, dijo Lang.
Existen otros desafíos cuando la terapia se administra a los pacientes: a diferencia de la radioterapia externa, el material radiactivo permanece en el cuerpo, siguiendo activo después de la dosis. En algunos países, incluidos Alemania y Japón, los pacientes deben permanecer aislados durante la noche en una habitación hospitalaria a prueba de radiación. Actualmente, pocas compañías pueden construir este tipo de instalaciones especializadas.
Los clínicos también deben ser entrenados para cuidar a estos pacientes. En algunos países, la orina de los pacientes debe recolectarse y almacenarse durante 70 días hasta que el material radiactivo se haya decaído.
Carla Baenziger, gestora de cartera de la administradora de activos Vontobel —accionista de Novartis—, afirmó que a pesar de los obstáculos, las terapias dirigidas como esta representan “el futuro del tratamiento del cáncer”.
Señaló que este año es importante para Novartis, en parte porque recibió aprobación ampliada para Pluvicto, duplicando la población potencial de pacientes. Aun así, cree que tomará de 10 a 15 años construir el ecosistema necesario para que la terapia con radiofármacos sea corriente.
Novartis ha superado muchos de los problemas, especialmente en la escalabilidad de la producción, creando una “alta barrera de entrada para otros competidores”, comentó.
Narasimhan coincide en que Novartis tiene ventaja. “Cuando entras en este campo adquiriendo una biotecnológica, como han hecho algunos de nuestros pares, te da un punto de partida. Pero requiere mucho trabajo e inversión para resolverlo”, dijo. “Tenemos una ventaja de cinco años”.
JLR