De acuerdo con Felipe Mendoza, analista de Mercados ATFX LATAM, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cerró la jornada bursátil con retroceso de 0.64 por ciento semanal, en línea con la cautela de los inversionistas frente a señales de desaceleración económica:
- La incertidumbre política en torno al T-MEC
- Las relaciones bilaterales con Estados Unidos
“Durante la semana, los datos macroeconómicos confirmaron un ritmo económico más débil, aunque sin sorpresas negativas que alteraran la trayectoria esperada del mercado”, dijo.
Recordó que el Índice Global de la Actividad Económica (IGAE) registró una caída de 0.9 por ciento interanual en agosto, tras el descenso de 1.1 por ciento en julio, lo que marcó dos meses consecutivos de contracción.
La debilidad provino principalmente del sector industrial, que retrocedió 3.6 por ciento con caídas generalizadas:
- Minería: -6.8 por ciento
- Construcción: -4.0 por ciento
- Manufactura: -3.1 por ciento
Mientras que los servicios, por su parte, descendieron 0.1 por ciento, afectados por menores ventas mayoristas y menor actividad en transporte, educación y administración pública.
La excepción fue el sector primario, que repuntó 16.2 por ciento gracias a un fuerte crecimiento agrícola de 26.5 por ciento.
“Estos resultados refuerzan la lectura de que la economía mexicana atraviesa una fase de desaceleración moderada, aunque sin riesgo inmediato de recesión”, comentó.
“La lectura fue suficiente para que los inversionistas ajustaran expectativas: el mercado ahora descuenta un ritmo más gradual en los recortes de tasas de Banxico, lo que mantiene el diferencial de rendimientos atractivo frente a Estados Unidos, Europa y Asia”, agregó.
En este contexto, señaló que los flujos de capital de corto plazo continúan asegurando al peso, a pesar de la pérdida temporal de momentum.
Banxico, con margen de flexibilidad
Por el lado de los precios, Mendoza señaló que el dato de inflación de la primera quincena de octubre en 3.63 por ciento interanual, se ubicó ligeramente por debajo del consenso en 3.71 por ciento, lo que confirma que las presiones inflacionarias siguen cediendo, aunque aún dentro del rango de vigilancia del banco central.
“Esto brinda margen a Banxico para mantener su postura flexible sin comprometer la estabilidad cambiaria, especialmente mientras la Reserva Federal mantiene la tasa de referencia sin cambios y los mercados ajustan posiciones de riesgo”, dijo Mendoza.
Peso a la baja
En cuanto al peso mexicano, el analista señaló que cerró la semana con una depreciación acumulada de 0.35 por ciento, al pasar de 18.37 a 18.43 pesos por dólar, tras operar dentro de un rango estrecho entre 18.34 y 18.48 pesos, reflejando una ligera toma de utilidades luego de alcanzar niveles cercanos a su máximo de un año.
“A pesar de la corrección, la divisa se mantuvo dentro de un entorno de relativa fortaleza regional, sostenida por su atractivo en operaciones de carry trade y por la percepción de que México sigue ofreciendo uno de los diferenciales de tasas reales más elevados entre los mercados emergentes”, destacó.
En el frente comercial y político, señaló que el peso operó con una dosis adicional de incertidumbre ante el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Canadá, luego de que la administración Donald Trump suspendiera negociaciones comerciales bilaterales y se generara la expectativa de cómo esto podría afectar la revisión del T-MEC programada para 2026.
Además, indicó que Claudia Sheinbaum adoptó un tono prudente, señalando que México esperará la evolución de dichas conversaciones antes de tomar postura, lo que fue interpretado como una señal de estabilidad y continuidad diplomática.
“Paralelamente, los empresarios mexicanos viajaron a Estados Unidos para enviar un mensaje de unidad y respaldo a la cooperación económica, un gesto que ayudó a mitigar parte del nerviosismo comercial”, dijo.
En los mercados financieros internacionales, destacó que la moneda mexicana también se benefició parcialmente del alivio global en torno al posible acuerdo de financiamiento del gobierno estadounidense y de una retórica más contenida entre Estados Unidos y China respecto a su disputa comercial.
“Ambos factores redujeron temporalmente el riesgo de interrupción en la demanda externa y de volatilidad abrupta en los flujos de capital”, finalizó Mendoza.
AG