La religión es uno de los elementos principales en las culturas del mundo; en diversos casos, su cosmovisión parte de aquellos dioses a los que profesan, tal es el caso del Islam, con Alá.
Latinoamérica no es la excepción; de acuerdo con el investigador de estudios religiosos Andrew Chesnut, el catolicismo es la religión con más seguidores en el territorio, cerca del 39 por ciento de personas devotas al catolicismo en el mundo se encuentran en América Latina.
La doctrina católica está fundamentada en un pensamiento que va hacia la defensa de la población, y sobre todo, hacia un panorama que contempla a la colectividad. Por ello, durante el siglo pasado, algunos levantamientos armados en Latinoamérica tomaron el catolicismo como estandarte para defender al pueblo.
Esta situación fue identificada por Estados Unidos durante la Guerra Fría; el gobierno estadunidense a través de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, en inglés) buscó un modo de apaciguar “las rebeliones” que tenían como estandarte la fe religiosa católica.

¿Cuál es la relación entre la religión y la política?
Algunos sostienen que “la religión y la política no se llevan”, sin embargo, para comprender la historia latinoamericana es fundamental concebirlas como elementos amalgamados.
Cabe recordar, por ejemplo, la figura de Bartolomé de las Casas, un sacerdote español que viajó al ‘Nuevo Mundo’ en el siglo XVI y se interesó por la defensa de las comunidades indígenas sometidas por conquistadores europeos cuando llegaron al territorio que hoy conocemos como América Latina.
Después del periodo de la Conquista todos los países de la región se constituyeron al independizarse de alguna potencia colonial y siglos más adelante, tuvieron que emprender batallas civiles para liberarse de las dictaduras.
En estos procesos la fe fungió como motor para enfrentarse a los regímenes, particularmente, cerca de la década de 1960, cuando esquemas políticos totalitaristas ostentaron el poder en diversos países del Cono Sur.

¿Qué fue la Teología de la Liberación?
Dentro de este contexto se sitúa la Teología de la Liberación, una corriente que unió los movimientos sociales y la religión católica durante el auge de las dictaduras en la región. Y consistió en la interpretación del evangelio en torno a la experiencia de las personas oprimidas.
Este movimiento se valió de la teoría marxista, para identificar a Jesucristo como el “liberador” que busca la emancipación de los pobres.
De acuerdo con la organización United States Catholic (US Catholic), la Teología de la Liberación exige la reorganización de las estructuras sociales, políticas y económicas, para que las comunidades marginadas sean llevadas “a la plenitud del florecimiento humano” a través de la iglesia católica.

A raíz de ello surgió el texto Una Teología de la Liberación, del sacerdote dominico Gustavo Gutierrez en 1971.
En una entrevista para BBC Mundo en 2003, Gutierrez explicó que este movimiento “nació en la segunda mitad de la década de los 60, que no eran años cómodos; era el tiempo de la matanza de Tlatelolco en México, de la dictadura militar de Brasil y del gobierno militar de Onganía en Argentina”.
Plan Cóndor: una estrategia integral
La década de los sesentas fue un momento complejo para el bienestar latinoamericano, como expuso Gustavo Gutierrez, por lo que el pueblo creyente se valió de la Teología de la Liberación para oponerse al ascenso de los gobiernos fascistas, usando a Jesucristo y a la teoría marxista como estandarte.
No obstante, Estados Unidos identificó claramente esta situación. Mientras ellos libraban el periodo de la Guerra Fría, expandieron la religión cristiana —con la rama evangélica protestante— en América Latina, una doctrina con ideales apolíticos que se centra en el predicamento de la salvación individual.
En este contexto se ubica el Plan Cóndor, un sistema de represión y control del territorio latinoamericano que, basado en la Doctrina de Seguridad Nacional —la estrategia de política exterior de Estados Unidos durante la Guerra Fría—, trató de erradicar la subversión y oposición a los regímenes en todo ámbito de la sociedad, además de inhibir la transmisión del comunismo, de acuerdo con la organización Plan Cóndor de la Universidad de Oxford.
Esta postura que visualizaba un panorama que oponía a Occidente contra el comunismo, fue entendida por las cabezas de los gobiernos autoritarios en Latinoamérica como una estrategia geopolítica necesaria para la seguridad de aquella región occidental a la que pertenecían moral y geográficamente.
Estados Unidos planteó una estrategia de contención, en la que consideró todas las acciones de la Unión Soviética como actos de guerra, y bajo la Doctrina Truman, apoyaron a los países que buscaron oponerse al comunismo, de acuerdo con información de la Procuraduría General de la Nación de Argentina.
En Las grabaciones presidenciales de John F. Kennedy (The Presidential Recordings of John F. Kennedy) recopiladas por la Universidad de Virginia existe el registro de una llamada hecha por el antiguo presidente realizada el 30 de julio de 1962 en la que expresó su inconformidad por la situación que acontecía en Brasil, así como la necesidad de que la región tuviera un mayor control militar.
Conversación de Kennedy con Lincoln Gordon, embajador de EU en Brasil
Gordon: Creo que uno de nuestros trabajos importantes es fortalecer la columna vertebral de las Fuerzas Armadas. Dejar en claro, discretamente, que no somos necesariamente hostiles a ningún tipo de acción militar, si está claro que la razón de ella es…
Kennedy: Contra la izquierda.
Gordon: —él le está entregando el maldito país a los…—
Kennedy: Comunistas.

La Operación Cóndor inició en Paraguay en 1953, Brasil se sumó en 1964; posteriormente hubo golpes de Estado en Bolivia durante 1971, en Uruguay y Chile en 1973 y finalmente, Argentina lo hizo en 1976.
Durante este proceso, se perpetraron crímenes de lesa humanidad de todo tipo: ejecuciones extrajudiciales, secuestros, desaparición forzada, tortura, robo de bebés y violencia sexual.
Sumado a ello, se buscó combatir a todos los grupos opositores, tal fue el caso de Los Montoneros en Argentina, o aquellos que combatieron a través de la Teoría de la Liberación.
Injerencia de Estados Unidos y la CIA en la religión
Latinoamérica era considerada como parte del mundo "occidental y cristiano" y, para mantenerla en ese orden, se desarrollaron distintos métodos encubiertos, como programas de asistencia militar o cooperación económica a instituciones como la Iglesia.
Estados Unidos se empeñó en asegurar al territorio americano como una zona libre de influencia soviética y alineada geopolíticamente con sus intereses, explica el investigador argentino Camilo Curi Antún.
En 1969, Nelson Rockefeller hizo una gira por América Latina, acompañado del entonces vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
Frente a la gran influencia de la Teoría de la Liberación, Rockefeller recomendó recurrir al financiamiento estatal y privado de pastores protestantes, particularmente de origen norteamericano y así sofocar el impacto de la iglesia católica y su influencia comunista, según información del medio argentino Canal Abierto.
Por ello, los pastores se convirtieron en un fenómeno; cualquier buen orador podía tener una iglesia, aún sin preparación, siempre y cuando estuvieran dispuestos a ingresar al negocio. Toda angustia del pueblo sería tratada, siempre y cuando hubiera un diezmo de por medio.
“Nada de política, nada de relacionarse con el otro para, a partir de los problemas comunes, cambiar la realidad por un mundo más justo. Bastaba arrodillarse, rogar y esperar el milagro”, expresa el medio argentino.
De acuerdo con la Secretaría de Relaciones Internacionales de Argentina, la CIA, en conjunto con los servicios secretos de Corea, Taiwán y la contrainteligencia francesa de Argelia trabajaron en conjunto para hacer las labores de localización y exterminio de los objetivos.
Esto mientras eran financiados por los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de algunas instituciones religiosas anticomunistas como lo fue la Iglesia Evangélica Protestante, la Iglesia de la Unificación y la logia Propaganda 2 (P2).

La Iglesia de la Unificación, por ejemplo, fue una institución creada en Corea del Sur en 1954, que rápidamente se alió con Estados Unidos y a finales de la década de los cincuenta se trasladó a Occidente.
Para 1970 su fundador, Sun Myung Moon, ya vivía en territorio estadunidense, y en 1980, la iglesia contaba con una fuerte presencia en Latinoamérica, especialmente en Brasil, de acuerdo con BBC. Además, Moon visitó Argentina en diversas ocasiones para reunirse con políticos destacados, como el ex presidente Carlos Menem.
Los mecanismos de recolección de fondos de la Iglesia de la Unificación, le valieron algunas demandas en el territorio japonés. Un ex miembro de la organización declaró al diario británico The Telegraph que existía una dinámica que obligaba a los creyentes a realizar donaciones.
"Hay un concepto presente en toda la organización según el cual tu posición espiritual se ve afectada directamente por la cantidad de dinero que das. En Estados Unidos se espera que des diez por ciento de tus ingresos antes de impuestos cada mes. En Japón, es el 30 por ciento. Pero eso es solamente para empezar", explicó el ex miembro de la iglesia.
Moon fue encarcelado por evasión fiscal en 1982 mientras estaba en Estados Unidos, la BBC estima que su fortuna rondaba los 900 millones de dólares cuando falleció en 2012.
Por su parte, la logia italiana Propaganda 2 encabezada por Licio Gelli fue otra institución religiosa que se vio involucrada en Latinoamérica.
De acuerdo con el medio Swissinfo, Gelli fue amigo de Juan Domingo Perón y abogó por su mandato ante Estados Unidos, afirmando que sería la mejor opción para combatir las ideas comunistas que se albergaban en la población. Sumado a ello, estuvo fuertemente vinculado dentro del proceso de dictadura militar y trabajó como diplomático y vocero de Argentina en Italia.
Disminución del catolicismo ante ramas del cristianismo
Estas campañas masivas de evangelización continuaron durante años, teniendo una fuerte influencia en el número de creyentes conversos, que puede verse hasta la actualidad. Es claro que se produjo una fuga masiva de ex feligreses católicos a las iglesias evangélicas protestantes posterior a los sucesos ocurridos durante la década de los sesenta.
El investigador Andrew Chesnut explica que el 92 por ciento de los creyentes latinoamericanos eran católicos en 1970. Sin embargo, posterior al declive acontecido el siglo pasado “39 por ciento de los hogares de los mil 300 millones de fieles del mundo, muy probablemente ya no serán de mayoría católica para 2030”.

En el estudio realizado en conjunto con el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Chesnut identificó que:
“El pentecostalismo —rama del protestantismo— ya representa 70 por ciento de todos los evangélicos latinoamericanos, y se ha multiplicado hasta el punto de que ocho países ya no son de mayoría católica. Honduras, se ha convertido en la primera nación en la que los protestantes, con 39 por ciento de la población, superan en número a los católicos, con 37 por ciento”.
Además explicó que la población protestante casi se ha quintuplicado de 1970 a 2017:
“70 por ciento de los cristianos evangélicos son pentecostales (dentro de organizaciones como la Asamblea de Dios o la Iglesia Universal del Reino de Dios, conocida en México como ‘pare de sufrir’, por ejemplo)”.
Mandatarios que profesan el cristianismo
Aunque no se puede afirmar concretamente que hay una relación intrínseca entre la disminución del catolicismo frente a las ramas del cristianismo, aún en la época actual, los presidentes de algunos países siguen utilizando este "cristianismo mesiánico" como una estrategia política para consolidarse, y en algunos casos, presentan el apoyo de Estados Unidos, como es el caso de El Salvador, con Nayib Bukele y Donald Trump.

Bukele, quien al igual que Trump profesa el cristianismo, ha expresado ser "enviado por Dios" para instaurar un gobierno "guiado por la divinidad".
El presidente de El Salvador ha construido su discurso político mediante referencias religiosas, además de sustentar acciones represivas como el Plan de Control Territorial utilizando la fe como argumento, sobre esto habló el investigador Luis Aguilar durante la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (Clacso) de este año.
El 9 de febrero de 2020, cuando militarizó al Parlamento, afirmó que "Dios le habló y le pidió paciencia", usando su experiencia religiosa para legitimar su decisión política.
Aunado a esto, ha promovido jornadas de oración y símbolos religiosos para avalar decisiones gubernamentales. Por ello, puede identificarse que en la actualidad, la religión sigue siendo un medio utilizado para sustentar ideales políticos tanto en pro como contra la sociedad.
“Dios guía nuestro plan.” pic.twitter.com/utZu8Z0JYO
— Nayib Bukele (@nayibbukele) September 11, 2024
MD