Gustavo de Villa Vázquez vivió desde adentro la transformación de Santos Laguna, desde los comienzos del club en la Segunda División hasta la construcción de Territorio Santos Modelo, pasando por las complejas batallas por no descender y las mieles de cuatro títulos de liga.
Desde los tiempos de vacas flacas hasta la ‘bonanza’, como parte de la directiva, De Villa en su jubilación recuerda alguno de los momentos más importantes que le tocó vivir con el Club, al cual llegó para colaborar en 1984, tras la desincorporación de los equipos profesionales del Seguro Social, y cuando Santos IMSS fue campeón en su primer año, ascendiendo de la Segunda ‘B’ a la Segunda ‘A’.
A mediados de ese año y a raíz del ascenso del equipo, como trabajaba en una empresa propiedad de Salvador Necochea, quien a su vez era uno de los propietarios del equipo, Gustavo de Villa comenzó su colaboración en la parte operativa y administrativa del club y el estadio entonces llamado Moctezuma. Así fue hasta 1988, cuando Salvador junto con otros empresarios y el respaldo de la UAG, logró adquirir de la franquicia de Ángeles de Puebla, y fue entonces que su trabajo en Santos pasó a ser de tiempo completo.
Desde ese debut en Primera División hasta el 31 de diciembre de 2012 desempeñaría una labor importante, siendo vicepresidente administrativo. En ese tiempo vivió las batallas por no descender, cuando el presupuesto era muy limitado. En la temporada 90-91 fue la primera de dos ocasiones que el equipo estuvo cerca de descender categorías. Pero con la llegada de Grupo Modelo en 1993, las cosas cambiaron y eso se hizo notar con la calidad de contrataciones que llevaron al equipo a disputar la Final de la temporada 93-94 ante Tecos de la UAG. Luego el primer título de liga con Alfredo Tena como técnico, el segundo con Fernando Quirarte en el Verano 2001, el de 2008 con Daniel Guzmán y de 2012 con Benjamín Galindo.
Fue después de ese campeonato que De Villa Vázquez aprovechó la oferta de Grupo Modelo de tener una pre-jubilación, siendo el único ejecutivo colaborador en tener ese beneficio. En 2013 se le rindió una ceremonia de retiro en el partido ante Chivas, donde se recordaron grandes momentos de su labor en Santos haciendo mancuerna con Alberto Canedo Macouzet: los cuatro campeonatos, la salvación del descenso del 91, pero también lo amargo de la veta del equipo, cuando no entró en planes de Carlos Ahumada, por lo que estuvo fuera del 1 enero al 22 de abril de 2004.
Transformación en poco tiempo
Gustavo de Villa recuerda con nostalgia los primeros años del equipo, cuando no teníamos oficinas propias y aprovechaban las facilidades del entonces dueño del estadio, Juan Abusaid, quien fue fundamental para ese regreso del futbol profesional a la Comarca. “Primero operamos desde oficinas de Necochea, luego en las de Paco Dávila, luego unas en casa de Gómez, la adaptamos, y de ahí fuimos a Lerdo de Tejada y Mártires. Unas semanas nos trasladamos a las oficinas de un colaborador de nombre Mario Martínez, de ahí pasamos a Escobedo y calle 17, cerca del Bosque, un tiempo en Los Azulejos, la Ciudad Industrial de Torreón y de ahí al TSM”.
A pesar de que en sus inicios el Club no era boyante en sus finanzas, la nómina siempre fue cubierta y así ha sido siempre, salvo el tiempo que el equipo fue intervenido por las autoridades de Hacienda, cuando estuvo en manos de Carlos Ahumada. Al principio Santos no llegaba a hoteles de cinco estrellas como lo hace ahora, y se viajaba en autobús, pero eso sirvió para darle identidad al equipo.
En el antiguo Estadio Corona, los visitantes sufrían por las altas temperaturas al jugar en verano a las 4 de la tarde, así como el apoyo irrestricto de la gente. Era un estadio incómodo, pero lo que se vivió ahí la afición lo recuerda con gratitud y emotividad
Con Grupo Modelo
En diciembre de 1991, Grupo Modelo adquirió la mayoría de acciones del equipo lagunero, compró las que estaban en poder de Tecos, se conjugó la nueva sociedad y vino un cambio importante que se reflejó con las instalaciones de Santa Rita y jugadores de renombre. Primero fue Antonio Apud y a mediados del torneo llegaron Guzmán, Zambrano, Martínez, Adomaitis, Garrido, Flores Barrera, y se armó un equipo para pelear el campeonato.
Las anécdotas
Gustavo de Villa tiene un sin número de anécdotas que vivió durante todos esos años que trabajó en Santos Laguna. Uno de ello fue la salvación del descenso en la 90-91. Recuerda que ese partido se empató sin goles y fue criticado, decían que estuvo arreglado, pero la verdad es que siendo el último partido regular, se visitó al Morelia.
Circunstancialmente los Ates con el empate calificaban y Santos salvaba la categoría, condenando a descender al Irapuato. Los Freseros visitaron al Toluca, que jugaba los domingos a las 11:00, pero en aquella ocasión el partido se programó para un día antes, ya que habría elecciones en el Estado de México y por eso se jugó en sábado.
Antes de eso, Santos estaba en descenso, pero debido al ajuste se pudo saber el resultado del Irapuato, que perdió con Diablos y les dejó la mesa puesta. “Empatamos y eludimos el descenso y Morelia fue a liguilla. Eso dio lugar a que la Federación estableciera que los equipos jugaran el mismo día a la misma hora la última jornada”, dijo.
Falta de espacios en el viejo estadio
El viejo Corona presentó grandes retos para Gustavo de Villa, sobre todo por la falta de espacios. En la Final del 96, la Federación multó al club lagunero por no proporcionar boletos suficientes para la gente del Necaxa, pues todo estaba vendido. Tras la queja de los Rayos, la FMF determinó que los equipos debían vender determinada cantidad de boletos a los visitantes.
Además, se hicieron otras adecuaciones para atender las exigencias de la Primera División, como construir en la parte posterior los vestidores para los equipos que jugaban el torneo de reservas como preliminares, un lugar especial para la prensa en tribuna y sala para entrevistas. Se adecuó el área de doping y se amplió el vestidor de los árbitros suprimiendo la bodega de utilería.
Recuerda que en una ocasión, la Federación le exigió a Santos aumentar la capacidad del estadio para cubrir con los requisitos de la Primera División, así que al no tener para dónde crecer, a cada asiento, en lugar de darle un espacio de 45 centímetros se recortó a 40 y se logró. Y la cancha, que no estaba en buenas condiciones, cuando fue la reinauguración del Corona, con un juego de noche, ya que una parte de las áreas estaba dañada, sobre todo el manchón de penal, Don Memo Olvera, entonces encargado de la misma, tuvo que conseguir de una carpintería cercana, aserrín para pintarlo de verde colocarlo en las partes afectadas. En la noche se lució como pasto natural.
Son muchos momentos singulares los que De Villa vivió en Santos Laguna, con jugadores sobre todo, detalles que fueron importantes para forjar la historia de un club que nació con poco y hoy es ejemplo mundial en todos los aspectos.
CALE