La comunidad nahua de Santa María Ostula acusó al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) del ataque con un coche bomba en Coahuayana, el más mortífero de los últimos atentados perpetrados por la organización encabezada por Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho.
A través de un pronunciamiento, la comunidad recordó que desde hace cinco años esta región enclavada en la costa michoacana ha sido víctima de ataques del CJNG.
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Explosión de camioneta en Michoacán, por grupos delictivos que hay ahí: Sheinbaum
La explosión de la camioneta se registró por los grupos delictivos que operan en esa zona, señaló la presidenta Claudia Sheinbaum.
En la conferencia de prensa mañanera en Palacio Nacional, la mandataria descartó que el hecho —realizado mientras Sheinbaum conmemoraba los siete años de la transformación en el poder en el Zócalo de la Ciudad de México—, tenga que ver con una afrenta al Plan Michoacán.
“No, no tiene nada que ver. Es la situación de Michoacán, los grupos delictivos que hay ahí”, destacó.
Desde el salón Tesorería, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, destacó que en esa región de Michoacán hay una pugna entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y Cárteles Unidos.
“En este caso no es el primer evento, tampoco en el que se usan explosivos este año, precisamente en esta zona. Este es una pugna entre un grupo afín al Cártel Jalisco y a otro grupo que son Cárteles Unidos, uno de dos personas líderes que están en la zona muy específica, que fue una pugna entre ellos, no fue un ataque directo a la policía comunitaria que está vinculado con uno de estos líderes”, apuntó.
Aumento de atentados
En los últimos dos años, el CJNG ha convertido el uso de coches bomba en su modus operandi en zonas de Michoacán y Guanajuato, donde ha perpetrado cinco ataques de ese tipo.
El estallido de un coche cargado de explosivos este sábado, frente a las instalaciones de la policía comunitaria de Coahuayana, en Michoacán, ocurrió en una de las zonas donde el grupo criminal despliega explosivos desde el cielo o los esconde bajo la tierra, y donde este año ya había hecho explotar otro vehículo.
El atentado dejó al menos cinco personas fallecidas, entre ellas el conductor y tres integrantes de la policía comunitaria, y 12 heridos.
En México se han documentado 20 ataques con coche bomba desde 1994. La práctica fue empleada por Los Zetas entre 2010 y 2012 y, tras su disolución, dejó de registrarse durante más de una década. El año pasado volvió a utilizarse, esta vez atribuida al Cártel Jalisco Nueva Generación, explica el especialista en seguridad pública, Víctor Manuel Sánchez Valdés.
“Ahora que el Cártel Jalisco Nueva Generación retomó este modus operandi hemos tenido cinco eventos, tres en Guanajuato y dos en Michoacán”, comenta el investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila.
En Michoacán, ambos casos se registraron en Coahuayana, una zona en disputa entre el Cártel Jalisco y Cárteles Unidos, en particular el Cártel de Tepalcatepec.
“Por este municipio pasa la Carretera Federal 200, que une a los puertos de Manzanillo en Colima, a donde llegan precursores de fentanilo, y el Puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, a donde arriban cargamentos de cocaína. La invasión que está realizando el Cártel Jalisco desde hace cinco años es para dispersar y controlar este municipio, pero no han podido y los Cárteles Unidos han mantenido el control de esta región”, explica David Saucedo, especialista en temas de seguridad.
A lo largo de la historia, los grupos criminales han realizado estos ataques con artefactos explosivos para generar terror, miedo y llamar la atención, la mayoría de las veces sin víctimas fatales.
De los 20 ataques con carros explosivos en el país, en seis casos hubo personas muertas, de acuerdo con un mapa elaborado por el investigador Sánchez Valdés.
“La naturaleza de estos actos es generar miedo colectivo y si vemos los eventos pasados, hay carros bomba que detonaron frente a estaciones de Televisa en Tamaulipas o contra del diario Expreso en Ciudad Victoria. Ha habido estallidos frente a instalaciones de secretarías de seguridad pública o las oficinas de la policía federal. Estos hechos se entrelazan con lo de Coahuayana que se da fuera de la policía comunitaria”, comenta Sánchez Valdés.
“Es una estrategia que se le denomina de tierra quemada, combatir no solo a los grupos de narcotráfico sino también a las poblaciones que habitan en la zona”, agrega por su parte Saucedo.
Los hechos se dan mientras los ojos del país están en Michoacán, luego del despliegue de seguridad federal en la entidad tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.
