México desarrolla diversas líneas de investigación científica para enfrentar el arribo masivo de sargazo en el Caribe, mediante su estudio en mar abierto, la creación de biorefinerías, el monitoreo satelital para anticipar arribazones y la evaluación de riesgos en salud y ecosistemas.
“El sargazo no se va a ir. No estamos ante un episodio temporal, sino frente a una nueva condición ecológica que requiere soluciones sostenidas”, afirmó Edith Calixto Pérez, directora de Estrategia Tecnológica de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación.
Durante la presentación del cortometraje 'México, cambiando la marea, expedición Sargazo', Calixto Pérez explicó que la estrategia científica se basa en cuatro líneas articuladas.
La primera consiste en el desarrollo de biorefinerías capaces de transformar el sargazo en biogás, compuestos industriales y materiales útiles, mediante procesos que ya superaron la fase experimental y se encuentran listos para escalar.
“Estamos en condiciones de producir biogás y otros compuestos derivados del sargazo. La discusión ya no es si es posible, sino cuánta capacidad debemos instalar para responder al volumen que llega año con año”, explicó.
La segunda, abundó, se basa en incorporar un sistema nacional de monitoreo y modelación satelital y oceánica para rastrear el movimiento de las manchas de sargazo en mar abierto y anticipar su llegada a la costa antes de que colapsen playas, economías y servicios.
“México cuenta con capacidades satelitales avanzadas. Lo que estamos integrando ahora es una plataforma única que permita seguir la trayectoria del sargazo desde mar abierto hasta la costa, para actuar antes de que el fenómeno sea crítico”, dijo.
La tercera, detalló, se centra en la salud pública, debido a que la descomposición del sargazo libera ácido sulfhídrico, un gas que provoca irritación, mareos y desmayos en trabajadores, por lo que se requieren protocolos de protección y límites de exposición que, incluso, podrían ser más graves y severos.
“Tenemos reportes constantes de trabajadores con síntomas de exposición directa. Necesitamos determinar causalidad, establecer límites de riesgo y dotarlos de monitores portátiles. La protección humana es indispensable en cualquier estrategia de manejo”, puntualizó.
Y la cuarta línea impulsa la ciencia básica para comprender las causas del crecimiento acelerado del cinturón de biomasa, asociado a cambios en corrientes, temperatura y nutrientes oceánicos.
“No basta con saber que está creciendo. Necesitamos saber por qué crece más rápido y en nuevas rutas”, subrayó.
Con un financiamiento de 400 mil euros de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y una subvención adicional de un millón de euros del Banco Interamericano de Desarrollo, fue posible documentar la expedición del buque de investigación 'Doctor Jorge Carranza Fraser', en la que participaron 22 científicos y 18 tripulantes durante 14 días.
Se trató de un trabajo de investigación que dio origen al cortometraje 'México, cambiando la marea, expedición Sargazo', impulsado por el Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
En el cual se documenta cómo el sargazo, como biomasa flotante, comenzó en la última década a formar un cinturón proliferante en el Atlántico tropical, que ha provocado arribos masivos y recurrentes en el Caribe mexicano.
Se estima que en un año llegan hasta 20 millones de toneladas de biomasa flotante, lo que representa una carga ambiental sin precedentes para la región del Caribe mexicano.
Además, de generar hasta 30 por ciento de pérdidas en la actividad turística, que embarcaciones pesqueras queden inmovilizadas en mantos de sargazo fermentado y que las tortugas recién nacidas no lleguen al mar.
En representación de la Oficina de la Cooperación Espalola (OCFE), Ignacio Ángel Nicolau Ibarra, director general del Instituto Mexicano de Investigación y Posgrado Agropecuario y Sustentable, recordó que México asumió el compromiso regional de recolectar y transformar 500 mil toneladas de sargazo.
“No se trata solo de limpiar playas. Se trata de convertir el sargazo en una cadena productiva sostenible. México está demostrando que la ciencia puede guiar la política pública”, afirmó.
Por su parte, César Tulio Bustamante Terreros, del Banco Interamericano de Desarrollo, destacó que estudiar el sargazo en mar abierto es la única forma de anticipar su llegada y diseñar respuestas sostenibles.
“No se puede aprovechar lo que no se entiende. Por eso la investigación en mar abierto es la base de cualquier solución duradera”, sostuvo.
En tanto, Víctor Vidal, director general del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), confirmó que el sargazo fue incorporado a la Carta Nacional Pesquera, lo que habilita su aprovechamiento regulado bajo criterios ambientales y sociales.
“El sargazo llegó para quedarse. La decisión ahora es si lo tratamos como desastre o como oportunidad. México decidió hacerlo desde la ciencia”, afirmó.
En el acto, Ramón Isaac Rojas Gonzáles, director de Investigación Pesquera en el Atlántico en INAPESCA, refirió:
"Se suscribió una carta de intención de colaboración entre la Asociación de Hoteles de la Riviera Maya y el IMIPAS para promover cooperación técnica en el diseño e implementación de sistemas de contención y recolección del sargazo, contribuyendo a mitigar su impacto de manera sostenible. Este evento no es únicamente una agenda de trabajo, es una plataforma para la acción”.
MAYE