En medio del semidesierto lagunero, donde el clima extremo y la escasez de agua han puesto a prueba a productores de todo tipo, el apicultor Pedro Sifuentes lleva una década dedicada a rescatar una bebida que, pese a su antigüedad, casi había desaparecido: la hidromiel, conocida tradicionalmente como el 'vino de la miel'.
Este fermento, popular entre pueblos nórdicos y asociado a la cultura vikinga, perdió presencia en el mundo antiguo tras la expansión del Imperio Romano, cuando el vino de uva desplazó su consumo. Hoy, sin embargo, comienza a resurgir en México gracias a pequeños productores interesados en darle un valor agregado a la miel de abeja.
Sifuentes es uno de ellos. Durante los últimos diez años ha trabajado de manera artesanal para posicionar la hidromiel en mercados locales de la región Lagunera, donde la bebida —poco conocida para muchos— empieza a llamar la atención de consumidores y entusiastas de los fermentos naturales.
“La hidromiel es una de las bebidas alcohólicas más antiguas del mundo. Aquí en México apenas está retomando fuerza con productores pequeños. Yo ya tengo cerca de diez años transformando la miel en esta bebida artesanal, hecha solo con agua, miel y levadura. Se fermenta a temperatura ambiente, lo que permite conservar muchas propiedades de la miel, como probióticos y bacterias benéficas”, explicó el apicultor a MILENIO.
De la flor al fermento: un proceso vivo
El ciclo de producción comienza con las abejas, encargadas de recolectar néctar para convertirlo en miel. No obstante, factores como la sequía, la reducción del riego agrícola y el cambio en los tiempos de siembra han afectado la floración en la región, disminuyendo la cantidad de miel disponible.
Una vez obtenida, Sifuentes trabaja la miel sin calentarla, a diferencia de los métodos industriales, ya que el calor destruiría enzimas y compuestos beneficiosos. La hidromiel artesanal se produce mezclando agua con miel, que fermenta naturalmente mediante levaduras seleccionadas según el tipo de perfil alcohólico que se desee obtener.
El resultado es una bebida limpia, sin conservadores, sin aditivos y con un sabor ligeramente dulce, fresco y de cuerpo ligero.
“Nos sirve como auxiliar para problemas de garganta, para desintoxicar el cuerpo, como aperitivo o digestivo. Conserva los ácidos, enzimas y probióticos que son benéficos para la salud. Este año fue muy difícil: hubo poco riego y toda el agua se destinó al nogal. No se sembró algodón, sandía o melón, y eso redujo la humedad y, por lo tanto, la producción de miel”, relató.
Innovación con raíces antiguas
Aunque su hidromiel actual se produce con la receta más simple —miel, agua y levadura—, Sifuentes busca diversificar su oferta. Entre sus proyectos está desarrollar una hidromiel con flor de jamaica, una variante que aportaría antioxidantes y un perfil sensorial más complejo, sin perder la esencia natural del producto.
La intención, dice, es no solo conservar la tradición, sino adaptarla a los nuevos paladares. Y sobre todo, demostrar que la apicultura regional puede ser una fuente sostenible de productos de alto valor.
La lucha contra la miel adulterada
Un problema que afecta seriamente al gremio apícola es la adulteración de la miel, práctica que va desde el uso de azúcares añadidos hasta productos sintéticos que se venden como miel pura.
Por ello, Sifuentes invita a la población a consumir miel local y adquirirla directamente con apicultores reconocidos.
“Una de las cosas que más nos afecta, además del clima, es la miel adulterada. La gente debe acercarse con apicultores de confianza. En la Laguna hay muchos productores en San Pedro, Francisco I. Madero, Matamoros, Torreón, Gómez Palacio y Lerdo. El Comité de Sanidad de Coahuila nos acompaña cada año para garantizar buenas prácticas en los apiarios y en el procesamiento”, señaló.
El productor recibirá próximamente un reconocimiento en Saltillo por cumplir con estas normas de buenas prácticas.
Feria de la Miel: un escaparate para la región
Como cierre del año, los apicultores de Coahuila y Durango se preparan para realizar una nueva edición de la Feria de la Miel, evento regional donde los visitantes podrán conocer distintos tipos de miel, derivados apícolas y diversos estilos de hidromiel.
El objetivo es promover el consumo local y generar espacios donde los productores expliquen de primera mano el origen, la calidad y las propiedades de sus productos.
“Hay muchos tipos de miel, con sabores y colores distintos, y todas reflejan la riqueza natural de la región. Invito a la gente a asistir, conocer y apoyar a los apicultores que trabajamos todos los días para ofrecer productos auténticos”, expresó Sifuentes.
Un renacimiento en manos del desierto
La hidromiel, bebida que alguna vez recorrió mesas medievales y celebraciones nórdicas, encuentra hoy un nuevo hogar en el norte de México. En la Comarca Lagunera, su renacimiento no solo representa una oportunidad económica para los apicultores, sino también un puente entre la tradición ancestral y la innovación artesanal.
Y en el taller de Pedro Sifuentes, entre abejas, fermentadores y el aroma dulce de la miel fresca, la historia de esta bebida milenaria comienza a escribirse de nuevo.