La pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que provoca la enfermedad covid-19 paró la mayoría de los sectores en el municipio, uno de ellos la educación, y por ende muchos niños ocupan su tiempo por lo regular en la tecnología, videojuegos o ahora otra moda, pintarse el pelo.
Sin embargo, hay niños que se entretienen de otra manera, una forma distinta de ver la terrible realidad que se vive con la niñez en estos tiempos difíciles.
Bryan es un niño de diez años, originario del ejido Rosita, que ocupa su tiempo en actividades sanas, y que se le ha inculcado otra manera de ver la vida, desde un punto real.
Él gusta del campo y sueña con que las actividades agrícolas vuelvan a resurgir como en tiempos cuando el 'oro blanco', el algodón, era fuente de bonanza para los sampetrinos.
Este niño es el vivo ejemplo de que cuando se quiere se puede y nada detendrá su andar en este pesado mundo que necesita de hombres forjados para las situaciones más adversas.
Dice que le gusta ir al campo, a la parcela y sentir la brisa fresca de la mañana entre el algodonal, carga su saco de piscar para adentrarse como los hombres a los surcos de algodón.
Bryan es pequeño, pero tiene una actitud grande y una fortaleza forjada en su familia, comenta que ahora que no está yendo a la escuela, es tiempo de ayudar a su familia, de sentirse útil, claro, sin dejar de ser niño, ya que anhela que regresen las clases presenciales en su escuela para convivir con sus maestros y amigos.
Es un ejemplo para la niñez, termina su jornada y se va feliz, pesa su algodón, no son muchos kilos, pero sí mucha enseñanza de la vida, que lo pone en un futuro de éxito por su gran decisión y valor para enfrentar las situaciones difíciles, como la que se vive en todo el mundo y donde los niños, son los más afectados.
EGO