En 2001, la Secretaría de Turismo eligió a Huasca de Ocampo, en el estado de Hidalgo, como el primer Pueblo Mágico de México, distinción con la que se inauguró uno de los programas turísticos más emblemáticos del país.
La decisión se basó en su riqueza histórica, belleza natural, arquitectura colonial y tradiciones vivas, cualidades que lo convirtieron en el modelo ideal del México profundo que el programa buscaba promover.
Tras este reconocimiento, el éxito del programa motivó la incorporación de otros destinos con encanto similar. En 2002 se sumaron Real de Catorce, en San Luis Potosí; y Tepoztlán, en Morelos, consolidando la estrategia de rescate y promoción de comunidades con valor patrimonial, cultural y turístico.
Entre bosques y cascadas: la belleza que distingue a Huasca de Ocampo
Enclavado en el corredor turístico de la Sierra de Hidalgo, Huasca de Ocampo ofrece paisajes boscosos, aire puro y un ambiente de tranquilidad rural.
Su mayor atractivo son los Prismas Basálticos, una formación natural de columnas de piedra perfectamente verticales creadas por el enfriamiento de lava hace millones de años.
Entre cascadas, puentes colgantes y miradores, este sitio es considerado una de las maravillas naturales de México y una parada obligada para quienes disfrutan del turismo de naturaleza y la fotografía.
Hidalgo recibe el Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos
El sitio cobra relevancia pues, del 13 al 16 de noviembre, Real del Monte y Pachuca albergarán el Séptimo Tianguis Nacional de Pueblos Mágicos, un evento gratuito y abierto al público que reunirá a 177 destinos, artesanos, productores y compradores nacionales e internacionales.
Hidalgo fue elegido como sede bienal del encuentro en reconocimiento a Huasca de Ocampo, el primer Pueblo Mágico del país, y por su impulso al turismo sustentable y comunitario. Aunque 28 municipios del estado sufrieron daños por las recientes lluvias, el gobierno ha redoblado esfuerzos para garantizar la realización del evento.
“El turismo como motor del desarrollo económico ha sido una política de gobierno, directriz que se alinea con las prioridades que nos ha marcado la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para que este sector aliente el desarrollo con justicia en las comunidades, con respeto al medio ambiente y protección al patrimonio cultural de los pueblos originarios”, señaló el gobernador Julio Menchaca Salazar.
Geoparque Comarca Minera, un tesoro natural reconocido por la Unesco en Huasca
Reconocido por la Unesco en 2017, este territorio de Hidalgo reúne paisajes únicos, legado minero y tradiciones vivas en nueve municipios, con el objetivo de proteger su patrimonio y promover un desarrollo sostenible.
En el corazón de Hidalgo se encuentra un territorio singular: el Geoparque Mundial de la Unesco Comarca Minera. Desde su reconocimiento en 2017 —uno de los primeros en México—, este espacio celebra la riqueza geológica de la región e impulsa un modelo de desarrollo basado en la protección del entorno, la educación y el bienestar de sus habitantes.
El geoparque abarca aproximadamente mil 900 kilómetros cuadrados y comprende nueve municipios: Pachuca de Soto, Mineral del Monte, Mineral del Chico, Huasca de Ocampo, Omitlán de Juárez, Mineral de la Reforma, Atotonilco el Grande, Epazoyucan y Singuilucan. Tres de ellos —Huasca, Mineral del Chico y Mineral del Monte— ostentan además la distinción de Pueblos Mágicos.
Geositios y legado minero
Su principal atractivo son los 31 geositios de relevancia internacional. Entre ellos destacan los famosos Prismas Basálticos en Huasca de Ocampo, formaciones rocosas que atraen a visitantes de todo el mundo. Pero el geoparque va más allá: alberga el sistema epitermal de Pachuca-Real del Monte, uno de los yacimientos de plata y oro más importantes del planeta, que durante cuatro siglos fue el principal productor mundial de plata.
En esta región se describieron por primera vez minerales como la tridimita y la cristobalita. También se encuentran paisajes volcánicos únicos, como las Peñas Cargadas y la Peña del Cuervo en Mineral del Chico, el Cerro de Las Navajas —antigua fuente de obsidiana— y la Barranca de Metztitlán, una Reserva de la Biósfera con rocas marinas cretácicas, las más antiguas del geoparque.
El patrimonio geológico está profundamente ligado a la historia y la cultura local. Las ex haciendas mineras de San Miguel Regla y Santa María Regla son testigos del esplendor de la industria minera. La cantera extraída en la región fue usada en construcciones emblemáticas como el Reloj Monumental de Pachuca y edificios históricos en la Ciudad de México.
Incluso figuras internacionales como Alexander von Humboldt dejaron huella aquí: su visita en el siglo XIX ayudó a dar a conocer la riqueza geológica de la zona al mundo.
Más que un destino turístico, el Geoparque Comarca Minera funciona como un laboratorio vivo donde la historia de la Tierra, la minería y las comunidades se entrelazan para fomentar el geoturismo, la investigación científica y un modelo de desarrollo que pone a las personas y al entorno en el centro.
Los Prismas Basálticos, la maravilla natural que puso a Huasca en el mapa del turismo mundial
Estas imponentes formaciones rocosas de hasta 40 metros son el resultado de un fenómeno geológico de hace 2.5 millones de años y hoy forman parte de un parque ecoturístico que atrae a miles de visitantes.
En medio de la barranca de Santa María Regla, se alzan columnas de roca volcánica con formas geométricas —principalmente hexagonales y pentagonales— que alcanzan entre 30 y 40 metros de altura. Su origen se remonta a cuando el enfriamiento lento del magma provocó fracturas que dieron forma a estas estructuras únicas.
El paisaje se completa con cuatro cascadas que descienden por las paredes de basalto, alimentadas por el río San Antonio Regla. Antiguamente, este conjunto era conocido como la Cascada de Regla.
Uno de los primeros en admirar su belleza fue Alexander von Humboldt, quien los visitó en 1803 y plasmó su asombro en un dibujo que hoy se conserva en el Museo Británico.
Hoy, los Prismas Basálticos son un parque ecoturístico bien equipado, con andadores, miradores, puentes colgantes y actividades como tirolesa, cuatrimotos o paseos en lancha. Además, cuenta con cabañas, restaurantes, albercas y zonas de camping.
Reconocidos como una de las 13 Maravillas Naturales de México, forman parte del Geoparque Mundial de la Unesco Comarca Minera, que combina patrimonio geológico, historia minera y desarrollo sostenible.
Peña del Aire: donde la geología, la aventura y las estrellas se encuentran
En lo alto de un precipicio de la Reserva de la Biósfera Barranca de Metztitlán se alza la Peña del Aire: una formación rocosa que parece desafiar la gravedad. Un bloque de basalto quedó aislado sobre el borde del cañón, creando la ilusión de que “flota en el aire”.
Con cerca de tres millones de años de antigüedad, las rocas volcánicas de la peña contrastan con las calizas y lutitas más antiguas de la base de la barranca. Desde el mirador, a unos 1,900 metros sobre el nivel del mar, se aprecia una vista panorámica del cañón, la Sierra de Pachuca y el río Metztitlán.
Hoy, Peña del Aire ofrece experiencias de adrenalina: bicicleta aérea, columpio extremo, tirolesas de hasta 400 metros y senderos para caminatas guiadas.
También es ideal para el astroturismo gracias a su cielo libre de contaminación lumínica, con potencial para convertirse en Parque Internacional Cielo Oscuro de México.
El sitio cuenta con zona de alimentos, vigilancia, guías y un área de campamento para disfrutar del cielo estrellado.
La Presa San Antonio Regla, el tesoro sumergido de Huasca de Ocampo
A pocos minutos del centro de Huasca de Ocampo se encuentra la Presa San Antonio Regla, que guarda bajo sus aguas los restos de una antigua hacienda minera del siglo XVIII, construida por el Conde de Regla.
Alrededor de 1915 o 1922 la hacienda fue deliberadamente inundada para crear un embalse que abasteciera de agua a las plantas hidroeléctricas de la región. Hoy, los vestigios de su estructura aún pueden observarse desde la superficie.
La presa es un sitio ideal para paseos en lancha, pesca deportiva y senderismo. Además, se asocia con leyendas locales como “el tesoro del Conde” o la presencia de duendes protectores del lugar.
Las haciendas del Conde de Regla, vestigios del auge de la plata en Hidalgo
En Huasca de Ocampo se conservan dos monumentos del auge minero novohispano: las haciendas de Santa María Regla y San Miguel Regla, fundadas por Pedro Romero de Terreros, el Conde de Regla, quien también creó el Nacional Monte de Piedad.
La primera, Santa María Regla, se ubica al pie de la barranca de los Prismas Basálticos y conserva su arquitectura original, túneles subterráneos y hornos de fundición. Hoy funciona como hotel y locación cinematográfica.
La Hacienda de San Miguel Regla, por su parte, combina muros coloniales, lagos artificiales y recorridos turísticos. También es hoy un hotel de lujo con 145 habitaciones y actividades recreativas.
Así es el Museo de los Duendes en Huasca
En la comunidad de San Miguel Regla, este museo rescata las leyendas locales sobre duendes y seres mágicos. Fundado en 2007, alberga más de 600 figuras hechas a mano, fotografías y testimonios de encuentros con estos seres.
Entre los fenómenos más conocidos están las “trenzas de duende” en las crines de los caballos, que según la tradición son travesuras de estos guardianes.
El museo promueve el respeto por la naturaleza y ofrece caminatas nocturnas al Árbol de los Deseos, además de un restaurante temático, El Duende Glotón.
Entre lagos y montañas, así se vive un día en el Bosque de las Truchas
En San Miguel Regla, este parque ecoturístico ofrece desde pesca recreativa y tirolesas hasta paseos en lancha y leyendas históricas, todo en un entorno boscoso con lagos de agua cristalina.
A pocos minutos de la Ex Hacienda de San Miguel Regla, se encuentra el Bosque de las Truchas: un destino familiar que combina naturaleza, adrenalina y gastronomía en medio de un paisaje boscoso y lagos de tonos turquesa.
La actividad que da nombre al lugar es la pesca recreativa de truchas arcoíris. Los visitantes pueden rentar una caña, pescar su propio pez y pagar únicamente por su peso —sin posibilidad de devolverlo—. Luego, en los restaurantes del parque, la trucha recién capturada se prepara al gusto: asada, empanizada o a la plancha. Para los más pequeños, también hay alimento para dar de comer a las truchas en el criadero, una experiencia que los entusiasma.
Pero el Bosque de las Truchas va mucho más allá de la pesca. Aprovechando su relieve y vegetación, ofrece actividades de aventura como tirolesas que cruzan sobre el lago y el bosque, puentes colgantes y circuitos aéreos de altura. También cuenta con una sky bike —una bicicleta suspendida en un cable— y una zona para practicar gotcha (paintball). Para quienes prefieren explorar el terreno, hay paseos a caballo y en cuatrimoto por senderos naturales.
El lugar invita también al descanso y la contemplación. Sus lagos artificiales pueden recorrerse en lanchas de remo o de pedal, y cuenta con un balneario con albercas y toboganes, ideal en temporada cálida. Para quienes quieren quedarse más tiempo, hay cabañas y áreas para acampar.
Uno de sus atractivos históricos es la Cueva del Conde, un vestigio del antiguo acueducto que conectaba las haciendas mineras de la región en el siglo XVIII. Construida por Pedro Romero de Terreros, el Conde de Regla, esta cueva es accesible para una breve exploración y está rodeada de leyendas locales.
Ubicado en la comunidad de San Miguel Regla, el parque permite combinar una jornada de aventura con una inmersión en la historia colonial y minera de Huasca. Con los años, ha evolucionado de ser un simple criadero de truchas a convertirse en un centro ecoturístico integral, capaz de satisfacer tanto a los amantes de la adrenalina como a quienes buscan un día de tranquilidad en la naturaleza.
¿Cuánto puede costar un viaje a Huasca de Ocampo?A poco más de dos horas de la Ciudad de México, Huasca combina autenticidad con accesibilidad. Un viaje de fin de semana resulta económico: el gasto promedio por persona oscila entre mil 400 y dos mil pesos, incluyendo transporte, hospedaje, comidas y entradas a los principales atractivos.
Visitar los Prismas Basálticos cuesta alrededor de 100 pesos, el Museo de los Duendes unos 40 pesos, y la Hacienda de Santa María Regla cerca de 85 pesos. Hospedarse en una cabaña o pequeño hotel tiene un costo de 600 a 1,500 pesos por noche, mientras que las comidas varían entre 150 y 200 pesos por persona.
Huasca: el origen de la magia
Por su historia, paisajes únicos y ambiente tradicional, Huasca de Ocampo sigue siendo el símbolo del turismo rural en México, el lugar donde comenzó la magia de los Pueblos Mágicos.
Junto con Real de Catorce y Tepoztlán, que siguieron sus pasos, este destino marcó el inicio de una red turística que hoy supera los 180 pueblos en todo el país.
Huasca, con su encanto serrano y su hospitalidad, mantiene viva la esencia de aquel primer reconocimiento que cambió para siempre la manera de viajar en México.