En el corazón de Pachuca, Hidalgo, se extiende el Pisal “Homenaje a la Mujer del Mundo”, una imponente losa pictórica que cubre aproximadamente 32 mil metros cuadrados, compuesta por alrededor de 7 millones de piezas de mosaico distribuidas en 2 mil 80 figuras abstractas y 45 colores vibrantes.
Con sus 400 metros de largo y 80 de ancho, esta obra es considerada la losa pictórica más grande del mundo y se convierte en un símbolo universal de la feminidad, la maternidad y el amor.
Ubicado en el Parque Cultural Hidalguense Ben Gurión, el Pisal invita a los visitantes a caminar sobre un homenaje vivo a la mujer, fusionando arte y espacio público en una experiencia única de contemplación y reflexión.
Artista y creador
Nacido en Mixquiahuala, Hidalgo, en 1941, Byron Gálvez mostró desde pequeño una sensibilidad artística destacada que lo llevó a estudiar en la Academia de San Carlos, en la Ciudad de México.
Su formación adquirió influencias de maestros renombrados y el contacto con tendencias contemporáneas que nutrieron su obra, caracterizada por la abstracción y el simbolismo.
Reconocido internacionalmente, fue apodado el “Picasso mexicano” tras la adquisición de todas sus piezas en su primera exposición por el coleccionista Vincent Price.
La obra de Gálvez abarca pintura, escultura y murales, con una fuerte conexión a su cultura originaria. El Pisal “Homenaje a la Mujer del Mundo” representa su obra culminante.
La vida y el trabajo del artista reflejan un compromiso profundo con la cultura hidalguense.
Gálvez tuvo una extensa trayectoria, con más de 60 exposiciones individuales y numerosas colectivas, en las que mostró un lenguaje propio que equilibraba la abstracción con la simbología cultural.
Su talento fue reconocido no solo en México, sino también en Europa y Estados Unidos, consolidándolo como una figura clave del arte contemporáneo mexicano. Falleció en 2009, dejando un legado que permanece vivo en cada tramo del Pisal.
Historia y significado del Pisal
El proyecto comenzó en 2001 con la construcción de la losa pictórica como parte del Parque Cultural Hidalguense, inaugurado en 2005.
La obra plasma emociones y valores universales a través de figuras geométricas y colores que representan la feminidad y la vida.
El recorrido del Pisal crea una conexión física y emocional con sus visitantes, convirtiéndolos en protagonistas activos.
A pesar de los daños ocasionados por el paso del tiempo y el tráfico constante, se planea una restauración que devolverá a la obra su esplendor original, reafirmando su importancia cultural y turística.
El Pisal es conocido popularmente como tal por la tradición indígena otomí, que denomina “pisal” a los espacios planos donde se machaca el maíz, actividad central en la cultura agrícola mexicana.
El autor prefería llamarla “losa pictórica” o “mural peatonal” por su formato y función. El diseño abstracto propicia que cada visitante establezca una interpretación personal, conectando con la montaña, la mujer y los ciclos de la vida a través del color y las formas.
En 2013 se realizó una primera restauración que requirió una inversión significativa para mitigar el daño ocasionado por la exposición continua. No obstante, la conservación sigue siendo una prioridad urgente debido a las fracturas y el desgaste que amenazan la integridad de la obra.
Restauración urgente
Con casi 20 años de existencia, el Pisal necesita atención integral.
En 2025, el gobierno estatal inició proyectos técnicos para rehabilitar la losa, contemplando las complejidades relacionadas con la propiedad intelectual y la búsqueda de materiales originales o compatibles para los mosaicos.
El objetivo principal es mantener la técnica artesanal y la estética original, garantizando que la restauración respete la visión de Byron Gálvez.
El diálogo entre las autoridades y la viuda del artista, Eva Beloglovsky, encargada de custodiar la propiedad intelectual, es clave para autorizar y avanzar en los trabajos.
La comunidad y los expertos culturales insisten en la importancia de preservar esta pieza como patrimonio tangible e intangible de Hidalgo y de México, una esencia que va más allá de su dimensión física.
Espacio de cultura
El parque que alberga el Pisal es un amplio espacio verde y cultural que abarca más de 26 hectáreas alrededor de la Zona Plateada, una zona de desarrollo moderno en la capital del estado.
El Parque Cultural Hidalguense Ben Gurión integra instalaciones deportivas, áreas recreativas e infraestructura cultural, como un teatro al aire libre, lagos artificiales, skatepark, canchas, zonas infantiles, un ajedrez gigante y la Casa de las Artesanías HIDARTE.
Este paisaje combina naturaleza y arte, donde el público puede practicar deporte, pasear en familia o disfrutar de eventos culturales y talleres.
La accesibilidad es prioridad: cuenta con entrada gratuita y amplio horario, lo que facilita que personas de todas las edades y condiciones disfruten de un espacio seguro y entretenido.
Recomendaciones para visitar
El parque está ubicado en la calle David Ben Gurión, esquina con Camino Real de la Plata, en la Zona Plateada de Pachuca, Hidalgo.
Desde la Ciudad de México, la ruta más directa es la autopista México–Pachuca, con transporte público regular. Está justo a un costado de Plaza Galerías.
El lugar abre diariamente de 6:00 a 23:00 horas. Se recomienda usar ropa cómoda, protector solar y llevar agua para recorrer cómodamente su extensión y apreciar el Pisal junto a todas las atracciones del parque, que cuenta con facilidades para el alquiler de bicicletas y áreas para mascotas, reforzando su vocación familiar e inclusiva.
Un legado que une arte y comunidad
El Pisal “Homenaje a la Mujer del Mundo” es más que una gran obra artística: es un símbolo vivo de resistencia, identidad e historia.
Su formato monumental y su ubicación en el Parque Cultural Hidalguense le otorgan relevancia no solo para Hidalgo, sino para todo México y el mundo.
Caminar sobre este mosaico es abrazar la memoria colectiva y el valor cultural de la feminidad, elevado por el talento de Byron Gálvez.
Su conservación es tarea común de toda la sociedad, para garantizar que las futuras generaciones continúen experimentando y aprendiendo con esta obra icónica.
Así, el Pisal permanece como un legado invaluable del arte público que une cultura, comunidad y naturaleza en un diálogo permanente.
KT