En poco más de una década, tres integrantes de la familia Mora fueron asesinados en distintos episodios de violencia ocurridos en la comunidad de La Ruana, Michoacán.
Manuel, Hipólito y Alejandro, pertenecientes a una misma línea familiar marcada por la lucha contra el crimen organizado, fueron víctimas de ataques armados en una región que continúa siendo escenario de disputas entre grupos delictivos por el control territorial.
Los asesinatos, ocurridos entre 2014 y 2025, reflejan la continuidad de la inseguridad en la zona de Tierra Caliente, donde la presencia de organizaciones criminales como Los Caballeros Templarios y Los Viagras ha derivado en enfrentamientos, amenazas y homicidios dirigidos contra productores, líderes sociales y ex integrantes de los grupos de autodefensa que surgieron hace más de una década.
¿Quiénes son los tres Mora asesinados?
Manuel Mora: la primera víctima de una familia marcada por la violencia
Manuel Mora, hijo del ex líder de autodefensas Hipólito Mora Chávez, participó desde joven en el movimiento armado comunitario que su padre impulsó en La Ruana, municipio de Buenavista.
En ese contexto, se unió a las tareas de vigilancia y defensa ciudadana con las que el grupo buscaba contener las extorsiones y los ataques de los cárteles que operaban en la región.
El 16 de diciembre de 2014, Manuel fue asesinado durante un enfrentamiento con el grupo criminal.
Según declaraciones posteriores de su padre, el ataque habría sido responsabilidad de integrantes de Los Caballeros Templarios, organización entonces encabezada por Antonio Torres, alias El Americano.
El choque armado, que dejó más de una decena de muertos, se produjo en medio de una disputa entre grupos de autodefensas divididos por tensiones internas y por presuntos vínculos con distintos cárteles.
La muerte de Manuel Mora simbolizó las consecuencias directas que enfrentaron las familias involucradas en el movimiento ciudadano que surgió para defender las comunidades de Tierra Caliente.
Hipólito Mora Chávez: del liderazgo social a una ejecución masiva
Hipólito Mora Chávez, originario de La Ruana y agricultor dedicado al cultivo de limón y algodón, fue uno de los fundadores del movimiento de autodefensas en Michoacán.
En 2013, junto con productores y vecinos de la región, tomó las armas para enfrentar la violencia y las extorsiones impuestas por Los Caballeros Templarios.
Su liderazgo lo convirtió en uno de los rostros más visibles del movimiento, y posteriormente incursionó en la política como candidato a gobernador por el Partido Encuentro Social (PES).
El 29 de junio de 2023, alrededor de las 11:00 horas, Hipólito Mora fue asesinado junto con sus escoltas cuando circulaba a bordo de su camioneta por la calle Hiquingae, en La Ruana.
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE) de Michoacán, un grupo armado de aproximadamente 25 hombres abrió fuego contra el vehículo, realizando cerca de mil disparos. El automotor fue incendiado, y tanto Mora como sus guardias murieron en el lugar.
El ataque fue atribuido a integrantes de Los Viagras, organización que para entonces mantenía una presencia significativa en la región.
Su muerte provocó una nueva ola de violencia en Tierra Caliente y volvió a evidenciar la falta de condiciones de seguridad en las comunidades rurales del estado, pese a los despliegues federales y estatales en la zona.
Alejandro Torres Mora: continuidad de lucha, fin de una familia
Alejandro Torres Mora, sobrino de Hipólito y primo de Manuel, se dedicaba al cultivo de limón en La Ruana y continuó el legado familiar dentro del movimiento de autodefensas.
Tras el asesinato de su tío en 2023, asumió la dirección del grupo comunitario local, manteniendo la postura de resistencia frente al avance de las organizaciones criminales.
El 1 de noviembre de 2025, Alejandro y su esposa fueron asesinados dentro de su domicilio por un grupo armado que irrumpió en su vivienda.
De acuerdo con testimonios de familiares, los agresores pertenecían presuntamente a Los Viagras, el mismo grupo señalado en el homicidio de Hipólito.
El crimen ocurrió apenas unos días después del asesinato de Bernardo Bravo Manríquez, líder limonero y presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, ocurrido en la comunidad de La Tinaja, también en Michoacán.
Ambos hechos se sumaron a una serie de ataques contra productores agrícolas y líderes comunitarios en la región, lo que refleja la persistencia del riesgo que enfrentan quienes intentan defender sus tierras y actividades económicas.
Un caso emblemático de la violencia en Tierra Caliente
Los homicidios de Manuel, Hipólito y Alejandro Mora resumen más de una década de violencia en Michoacán, donde las autodefensas surgidas en 2013 para recuperar la seguridad de las comunidades terminaron fragmentadas, infiltradas o diezmadas por los mismos grupos a los que se enfrentaron.
La familia Mora, símbolo de aquel movimiento, padeció las consecuencias de una guerra local que continúa activa.
Sus tres asesinatos, separados por 11 años, representan la continuidad del conflicto y la incapacidad institucional para restablecer el orden en una zona donde la economía agrícola convive con el control armado de los cárteles.
Los casos permanecen bajo investigación de la Fiscalía de Michoacán, aunque hasta el momento no se han reportado detenciones vinculadas directamente a los homicidios.
La Ruana sigue siendo un punto crítico dentro de la Tierra Caliente, y la historia de la familia Mora continúa siendo una referencia de la violencia prolongada que afecta a Michoacán desde hace más de una década.
MAYE/MO