Dado el recorte de programas internacionales, la Casa del Migrante de Saltillo ha reducido su número de colaboradores en más del 50 por ciento, lo que ha traído complicaciones en la operación, aunque se sigue adelante con los servicios, señaló su director Alberto Xicoténcatl.
Además, se han eliminado apoyos alimentarios, en medicamentos y gasolina para traslados, lo que ha generado complicaciones debido al aumento en el tiempo de estancia de quienes acuden a solicitar apoyo.
“Despedimos a más del 50 por ciento del personal y no por gusto, porque se fue gente con muchísima experiencia, que de verdad fueron aliadas y aliados maravillosos, porque son profesionistas en lo que hacen, y tuvieron que buscar otros trabajos porque tienen familia que mantener”.
Esto ha traído como consecuencia una mayor carga de trabajo, pues otra situación que se presenta es que, pese a que los flujos se han reducido en más de un 50 por ciento, las personas siguen llegando y ahora su meta no son los Estados Unidos, sino permanecer en entidades de la frontera norte del país, como es el caso de Coahuila y Nuevo León, y en específico ciudades como Saltillo, Monterrey, Ciudad Juárez o Tijuana.
Nuevos retos ante la permanencia de migrantes
“Y de repente tenemos que acompañar procesos de integración con personas que a lo mejor ya no van a tener su documentación en regla, que sabemos que una estancia irregular trae muchas consecuencias negativas como falta de un empleo formal, falta de acceso a diferentes tipos de servicio, el que la gente viva con miedo”.
Además, se han incrementado las solicitudes de refugio, lo que trae otras consecuencias como la falta de acceso a vivienda, y aunque deciden quedarse debido a que los sueldos son mejores en estas regiones, también es cierto que el nivel de vida es muy caro, desde la alimentación y el vestido hasta un sitio donde alojarse.
“Los salarios son mejores que en el sur, pero eso no es suficiente para llegar al nivel de gastos. Además, la comunidad, debido a los aranceles, ha decrecido en el nivel de producción, sobre todo en las empresas armadoras. Ya no hay dobles jornadas y eso también ha impactado en los donativos”.
Institución con menos redes de apoyo
Explicó que, al no tener redes de apoyo, la institución —en este caso la Casa del Migrante— se vuelve un ente de acompañamiento constante, lo que incrementa y da complejidad a las acciones que deben realizarse a diario.
“Nos preguntan que si tienen que cambiar de trabajo, de casa, pues a quién le avisan, qué tienen que hacer. Gente inclusive que tiene problemas de violencia familiar, lo que ocurre en todos lados, pero una mamá saltillense puede irse con la mamá o la vecina, pero ellas deben quedarse en la Casa del Migrante”, puntualizó.
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