El oleaje golpea los cimientos de las últimas casas que se fue tragando el mar.
En menos de 10 años, el cambio climático exacerbó el proceso de erosión costera y el aumento del nivel del mar dejó sin hogar a 60 familias de El Bosque, una comunidad de pescadores que luego de tres años de lucha logró ser reubicada, pero lejos del mar, al que tienen que regresar para sobrevivir en su nueva vida en la urbe.
"Nos reubicaron, pero las casas no tenían luz, ni agua, ni acceso a acceso a la educación, ni a la salud. Nos reubicaron, pero no pensaron en nuestro trabajo, somos pescadores, somos una comunidad de pescadores que a eso nos dedicamos nuestra comunidad.
"Se siente herida, quedó golpeada como si una ola nos hubiera derribado, pero también hoy está más unidos que nunca", dijo Guadalupe Cobos, habitante de El Bosque, la primera comunidad reconocida como desplazada climática en Tabasco.
En 2050 podrían existir hasta 3 millones de desplazados climáticos
No solo perdieron su casa, perdieron identidad. En su nueva colonia cuentan con los servicios básicos, pero los niños añoran ir a bañarse al río, “aquí nomás hay regadera y allá me podía sumergir”, dice Antony de seis años, fastidiado por el calor, que apenas logra atenuar bajo la sombra de un mango y un vaso de pozol.
Tras tres años de lucha jurídica, con el acompañamiento de organizaciones como Greenpeace, Nuestro Futuro y Conexiones Climáticas, lograron que el pasado mes de noviembre, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial (Sedatu) reubicará a 51 de 60 familias, a 12 kilómetros de la costa, en la zona urbana del Frontera.
Al exigir justicia climática para su comunidad, abrieron camino para todo un país, en un planeta que se calienta cada vez más rápido, donde México es altamente vulnerable. De continuar la tendencia actual, se estima que para 2050, en México habrá tres millones de desplazados climáticos.
“Hay muchas comunidades en condiciones de desplazamiento climático por erosión costera, otras por otras condiciones de sequía, inundaciones, huracanes. Se calcula que podría haber para el 2050 en México 3 millones de personas en desplazamiento climático, afectados de manera directa”, dijo Nora Cabrera, directora de Nuestro Futuro.
Desde el llamado 'Nuevo bosque', las organizaciones presentaron una Propuesta de la Política Nacional de Desplazamiento Climático y de Adaptación en México, que buscan sea integrada en la actualización de la Ley General de Cambio Climático, y las Contribuciones Nacionalmente Determinadas que deberá presentar México en noviembre de cara a la COP en Brasil.
“En México ha habido varias reubicaciones pero nunca por causas de cambio climático y entonces a lo que nos enfrentamos, junto con la comunidad fue a una ausencia prácticamente absoluta de marcos normativos que permitieran que permitieran poder dar respuesta a la necesidad de la comunidad”, dijo Pablo Ramírez, coordinador de la campaña Clima y Energía de Greenpeace México.
El activista consideró que “es fundamental tener actualizadas las herramientas de análisis de riesgo como los Atlas de riesgo, nacional, estatales y municipales que son instrumentos que alimentan y dan pie a las políticas de adaptación tanto a nivel federal como a nivel local”.

El mar nos da de comer, narra afectada
El mar avanzó un kilómetro tierra adentro sobre la comunidad, y ellos tuvieron que marcharse, pero siguen anclados a su territorio.
“Indudablemente este mar, yo aquí me sentía segura porque vivir en la ciudad es muy diferente, no me imaginaba lo diferente que es. Del mar extraño, para empezar el trabajo, el mar nos da de comer”, indicó Guadalupe Cobos mientras camina frente a las ruinas de la colonia, ya carcomida por la sal.
“Si vienes a caminar por la orilla del mar tú sabes que vas a regresar a casa tranquilo y seguro, y en la ciudad no es así, en la ciudad tienes que vivir con cuidado. Acá sí tengo hambre tiro mis redes y agarro pescado, iba al muelle a pescar jaiba que es a lo que me dedicaba, era mi fuente de trabajo, al mudarme me quedé sin trabajo, por eso regreso y vuelvo a regresar”, dijo nostálgica.
El Bosque se fundó hace 40 años, en 2007 comenzaron los primeros signos de erosión costera, y para 2019 las primeras casas fueron cayendo ante los ojos de sus habitantes, que todavía desconocían lo que era el cambio climático.
“Sí lo sufrimos, iba lentamente, veíamos que aumentaba la marea y volvía a bajar, pero seguíamos trabajando, no fue de jalonazo que nos llegó, fue poco a poco, ya cuando nos acabó las casas fue más triste”, dijo Alberto Isidoro, un pescador que cada tercer día vuelve a El Bosque, tras un recorrido de una hora en taxi.
Pablo Ramírez de Greenpeace consideró que “es fundamental tener actualizadas las herramientas de análisis de riesgo como los Atlas de riesgo, nacional, estatales y municipales que son instrumentos que alimentan y dan pie a las políticas de adaptación tanto a nivel federal como a nivel local”.
Por su parte, la abogada Nora Cabrera de Nuestro Futuro destacó que El Bosque es un ejemplo de una problemática más grande que existe en México, ya que sus costas son altamente vulnerables al cambio climático, por lo que su propuesta plantea la búsqueda de reubicaciones justas para las comunidades, para disminuir las desigualdades que podrías vivir los desplazados, garantizado sus derechos humanos.
“El desplazamiento son condiciones muy dolorosas, a esta comunidad no hay forma de regresar, se pierde la geografía, el derecho mínimo de tener una geografía donde habitar se pierde definitivamente. En desplazamiento por violencia, si se termina la violencia hay condiciones de volver a tu casa, en este lugar esa condición se inhabilita, ese derecho desaparece”.

IOGE