Poco a poco ha ido desapareciendo el sonido del silbato del afilador que recorría colonia tras colonia en La Laguna. David Camarillo tiene 63 años cruzando las calles de Gómez Palacio, Durango, con una sonrisa transportando su carrito amarillo, mientras la gente se le acerca para pedir sus servicios como afilador, un oficio que hoy en día no es tan común.
Don David comenta que empezó a los 20 años con el oficio de afilador y que fue su padrastro quien le enseñó el arte de sacar filo; ahora con sus 83 años sigue con el gusto de andar por las calles con un carrito color amarillo donde carga las herramientas necesarias para afilar. Los precios varían de acuerdo al tamaño del cuchillo o las tijeras, van desde los 20 pesos hasta los 35 por pieza.

"Ya casi no hay afiladores, uno se encuentra de repente con uno que otro que va en la bici pero ya no lo hacen igual, gracias a Dios aún hay trabajo".
Hace siete años perdió a su esposa
Para Don David, la vida no ha sido del todo amable pero ha aprendido de las experiencias. Relata que por un tiempo los vicios los atraparon, pero al verse solo porque su esposa y su hijo lo dejaron, recapacitó y gracias a su fuerza de voluntad, a Dios y la Virgen, pudo salir adelante y recuperarlos. Cuenta que hace siete años perdió a su esposa que fue el amor de su vida y que a pesar de que le dejó un enorme vacío, agradece a Dios que aún puede salir a trabajar y valerse por su cuenta.

La modernidad lo "alcanzó"
La modernidad alcanzó al afilador, mismo que desde cuchillos, hasta tijeras, busca la precisión al momento de realizar su trabajo con un esmeril de banco, ya que desde hace aproximadamente 15 años ya no pudo conseguir un esmeril manual con el que solía trabajar en sus inicios. También en su pequeño carrito lleva consigo un sistema de sonido, donde avisa su llegada con un audio grabado con su voz en una memoria, al ponerse a trabajar pone sus canciones favoritas para seguir con su labor.
Actualmente vive en la colonia Santa Rosa de Gómez Palacio, donde en ocasiones acuden a su hogar clientes para que les afile sobre todo cuchillos, sin embargo sus inicios fueron en Torreón donde le aprendió a su padrastro y a los colegas de éste, este noble oficio encontrando también la manera de sacar adelante a su familia y qué a pesar de que sus años ya no le permiten trabajar como antes, sigue haciendo lo que le gusta.

Una de las experiencias que más recuerda con anhelo es cuando estuvo radicando en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, ya que un familiar de su esposa lo invitó a trabajar allá de afilador y ambos andaban por las calles ofreciendo su arte y de hecho, él le vendió el carrito qué a la fecha el utiliza para mover sus instrumentos de trabajo y poder acercarse más a las personas.
"Allá me gustó mucho, hasta rentamos un cuarto. En ese entonces cobraban barato, a lo más 10 pesos pero la gente me daba hasta propina y me fue muy bien, todo el tiempo que anduvimos allá tuve para comprar mi casita, compre el terreno y luego hice mi casita y ahorita vivo ahí, pero el familiar de mi esposa enfermó y nos tuvimos que regresar".
Principales clientes, restaurantes y bares
Sus principales clientes son los restaurantes o bares donde utilizan muchos cuchillos y que seguido le llaman para que vaya.
¿Dónde encontrarlo?
Para encontrarlo, basta con acudir a la plaza de armas de Gómez Palacio de lunes a viernes, en alguna esquina estará almorzando sus gorditas y un refresco o en la fayuca de la colonia 5 de Mayo los domingos.
Afilador, un oficio que don David practica desde hace más de 40 años en #LaLaguna | https://t.co/7RfRB3rYqw pic.twitter.com/q2LE268jDO
— Milenio Laguna (@MilenioLaguna) October 15, 2025
aarp