Con Sorry, Baby, Eva Victor da un giro significativo en su carrera, ofreciendo una mirada íntima y sorora al trauma y la sanación. Su debut revela una sensibilidad que prioriza la empatía y la fuerza de la amistad para narrar cómo se reconstruye una mujer después de atravesar por un momento de dolor.
Eva comenzó a ganar reconocimiento por sus videos de comedia en redes sociales y su presencia en proyectos televisivos como Billions. Ahora, con su nueva película, muestra una faceta distinta: una creadora interesada en contar historias desde la emoción, la vulnerabilidad y los procesos de sanación.
En entrevista con MILENIO, Victor explicó cómo fue abordar la historia de Agnes y Liddy, dos mujeres que atraviesan las secuelas de un momento traumático.
“Vemos lo ocurrido tras un episodio complejo, pero era muy importante no centrarme en la violencia, sino en la amistad, en el amor y en el tipo de cercanía que ayuda a sanar.
“Hacer esta película fue una experiencia emocionalmente evocadora y muy importante. Me siento realmente agradecida de haber podido hacer la película que quería y de haber contado la historia de la manera en que quería”, agregó la cineasta sobre la trama que, tras su paso por festivales como Cannes y Sundance, llegó a cartelera.
La película se distingue por la forma en que acompaña a sus protagonistas con una mirada profundamente humana. Victor explicó la relevancia de mostrar a los personajes desde su complejidad, no solo desde el dolor, resaltando también sus momentos de alegría, su capacidad de reconstruirse y la vida que existe más allá de la herida.
“Creo que como sociedad tendemos a aplastar a las personas que han pasado por este tipo de trauma (abuso sexual), porque no queremos aceptar que las personas que lo han vivido son personas completas. Creo que pintamos a las víctimas como figuras unidimensionales o trágicas. Quería que la película desafiara eso y que viéramos su humanidad desde el principio”, dijo.
La historia comienza con una explosión de amistad y un reencuentro que invita al espectador a enamorarse de los personajes antes de conocer los desafíos que han enfrentado juntas. Esta decisión creativa refleja el enfoque sororo de Victor, que prioriza la empatía, la conexión emocional y la sororidad femenina.
En cuanto a su salto del humor viral al cine emocional, Victor señala que el ritmo y la estructura de los videos de un minuto le enseñaron mucho sobre rapidez y precisión, pero que hacer un largometraje le permitió explorar múltiples ideas y tomarse el tiempo para profundizar en los personajes.
“Hacer un video de un minuto en internet es muy diferente a hacer un largometraje, dispones de más tiempo para explorar las ideas, no solo una. Lo increíble de hacer una película es que tienes un equipo de personas brillantes que lo hacen contigo, eso me llenó el alma”, explicó.
Sorry, Baby no busca impactar con violencia explícita ni sensacionalismo; su fuerza radica en mostrar la vida después del trauma, con momentos de ternura, complicidad y esperanza. De acuerdo a Víctor, la película es un homenaje a las relaciones que nos sostienen y a la capacidad de reconstruirse con apoyo mutuo.
“La historia se centra en lo que viene después de haber vivido un episodio tan traumático como el que vive la protagonista, en todo su proceso revelador a lo largo de la historia y en el tiempo que compartimos con quienes nos ayudan a encontrar la alegría de nuevo”, comentó la novel cineasta.
Con este debut, Eva Victor demuestra que el cine puede ser un espacio seguro para explorar heridas, una herramienta para visibilizar la resiliencia femenina y un acto de sororidad.
Sorry, Baby es un recordatorio de que la sanación es colectiva, y que la amistad puede acompañarnos en momentos difíciles.
AJR