El rapero estadounidense Eminem abrió un nuevo frente legal, ahora contra la marca australiana de productos de playa Swim Shady, a la que acusa de generar una asociación indebida con su famoso ‘alter ego’ Slim Shady.
La compañía confirmó este miércoles a EFE que ya recibió la notificación y que el caso avanza ante las autoridades de marcas en Estados Unidos.
De acuerdo con los documentos presentados ante la Oficina de Patentes y Marcas, Marshall B. Mathers III, nombre real del artista, pidió cancelar el registro que la empresa australiana obtuvo en territorio estadounidense. La legislación vigente obliga a Swim Shady a responder en un plazo de una semana.
En una breve declaración, un portavoz de la firma afirmó que la compañía nació con la intención de crear “sombrillas y artículos elegantes y eficaces para protegerse del intenso sol australiano” y adelantó que defenderán su propiedad intelectual. Evitó dar más detalles porque el proceso ya está en manos de los tribunales.
El caso se suma a una serie de impugnaciones recientes iniciadas por Eminem contra marcas que incluyen el término Shady, pese a que en este caso ambas partes operan en industrias completamente distintas.
Fundada en Sídney, Swim Shady comenzó originalmente bajo el nombre Slim Shade y lanzó oficialmente su línea en diciembre de 2024 con sombrillas portátiles y bolsas para protección solar. La empresa registró la marca en Australia en marzo de 2024, pero el equipo del rapero presentó su oposición en octubre, semanas antes del lanzamiento.
A inicios de 2025, la marca solicitó protección también en Estados Unidos y obtuvo la aprobación, hasta que el equipo legal del intérprete de “The Real Slim Shady” inició un segundo proceso para frenar su uso.
Eminem, una de las figuras más influyentes del rap desde los años 2000, ha utilizado Slim Shady como identidad artística desde el inicio de su carrera, un personaje que incluso ironiza en su música sobre sus imitadores.
Este pleito recuerda al litigio que enfrentó recientemente la cantante Katy Perry con la diseñadora australiana Katie Perry, quien la acusó de infringir su marca al vender productos durante su gira por Australia en 2014. El caso, que también involucró el uso de un nombre casi idéntico, terminó por subrayar la creciente vigilancia sobre las marcas personales en la industria del entretenimiento.
jk