Un ensayo visual sobre la vida y obra del maestro cubano Tomás Sánchez (Cuba,1948) a través de una íntima amistad que se extiende por más de tres décadas, entre el cineasta Juan Carlos Martín y él, es lo que se descubre en el documental Perseverancia, que se estrenará este 7 de noviembre en la Cineteca Nacional y tendrá funciones Guadalajara, Estado de México y Yucatán.
El proyecto ofrece un recorrido que abraza desde la infancia del artista, cuya vida ha estado marcada por la búsqueda espiritual y la adversidad política en Cuba. Sin embargo, sus logros hablan por él, como uno de los artistas más grandes del arte contemporáneo latinoamericano, cuya educación artística se inicia en la Escuela San Alejandro, para graduarse en la Escuela Nacional de Arte en 1971.
En entrevista con MILENIO, Juan Carlos Martín comparte la gestación del proyecto, las complejidades que atravesó Tomás Sánchez como artista y su resistencia mediante la práctica del yoga y la creación artística, así como la pasión y valentía detrás de la realización del documental, que se erige como un homenaje valioso que amplía la visión del arte cubano y latinoamericano contemporáneo.
¿Cómo surgió la idea de hacer un documental y cómo ha influido su relación personal en él?
Yo era muy joven cuando conocí a Tomás, tendría 23 o 24 años, y desde entonces tuvimos pláticas muy interesantes. Siempre compartimos distintas visiones del mundo y esa amistad ha durado hasta hoy. El documental nació de esa conexión personal, quise hablar de su trayectoria no solo como artista, sino como un extraordinario ser humano.
¿Cómo abarcaste desde la infancia hasta la actualidad de Tomás Sánchez?
Dos compañeros cercanos a Tomás, Núñez y Clarita, me conectaron con su círculo más íntimo: amigos de infancia, profesores, colegas artistas, y así abrimos puertas a su historia. Quise recorrer el pueblo donde nació, revisar su contexto, hasta construir un relato cinematográfico que tuviera sentido y profundidad.
Cuando uno empieza explorar la vida de alguien, empieza abrir puertas para conocer y revisar la historia del personaje, para luego poder construir un discurso que dé sentido a una película.
¿El documental muestra su faceta espiritual?
Tomás está ligado a la naturaleza y a una profunda práctica del yoga que comenzó en Cuba en los años 70. Fue algo muy atípico y polémico para la época, incluso fue perseguido por practicar yoga porque se veía como una ideología contraria a la revolución, pero para él se volvió un escudo espiritual en años duros.
A los 16 años, Tomás enfrentó una profunda crisis existencial, incluso tuvo un intento de suicidio frustrado. Fue un momento clave donde, tras buscar consuelo en una Biblia, encontró un libro sobre yoga que cambió su vida. Eso lo llevó a una práctica personal que le dio fuerza interior contra la hostilidad política y social.
Tiene un despertar espiritual a los 16 años, vive en La Habana, pero va de pronto su pueblo, y cada vez que regresa se da cuenta de que la gente enferma, que la gente muere, entonces él se cuestiona qué es Dios. Tiene incluso un intento de suicidio que se ve frenado.
Un día, baja a la casa de su tía a buscar una Biblia para encontrar algo de consuelo, y al sacarla del librero ve un libro se llama Siempre joven, siempre sano, de Indra Devi. En el contexto de Cuba de los 70 nadie hacía yoga y se veía como una cosa que ellos se llaman “diversionismo ideológico”, era como una afrenta al sistema.
La carrera de Tomás tuvo altibajos y obstáculos importantes en Cuba, ¿cómo se aborda en el documental?
Por practicar yoga y enseñar esta disciplina en sus clases lo expulsaron de la escuela de arte en 1976, lo relegaron a trabajos ajenos a la expresión artística al arte. Le ofrecieron trabajos como enterrador en un cementerio, cosas que no tienen nada que ver con el arte, pero él termina en un taller de títeres, haciendo títeres, convirtiéndolos en obras maestras.
Se vuelve un titiritero excepcional y luego, de una manera casi milagrosa, porque manda un dibujo de forma casi secreta a Barcelona, gana el Premio Miró, el galardón más importante de dibujo del mundo, entonces no le queda otra al sistema cubano que reconocerlo como artista excepcional, lo redime y le da cierta visibilidad.
El dibujo ganador se llama “Entre las aguas blancas”, el cual si uno ve de lejos es solo una línea en un paisaje blanco; cuando uno se acerca, en esa línea están todos los detalles de la playa, digamos de la orilla de la playa. Con ello, su carrera dio un giro mágico, corría el año 1980 cuando recibió el premio de la edición 19 del Concurso de Dibujo Joan Miró, el certamen más importante del mundo.
¿Cómo fue el proceso de producción de la película?
Fue un trabajo arduo, hecho en 14 meses financiado con mis propios recursos y apoyos que fuimos consiguiendo en el camino. Fue un salto al vacío, como dice una cita en la película: “Tú brinca que ya el piso aparecerá”. Afortunadamente el piso apareció con el estreno próximo en noviembre en varias salas.
¿Qué esperas que genere el documental en el público?
Es una película optimista que invita a ir hacia uno mismo, a explorar la valentía y la perseverancia. Que inspire a otros a lanzarse a sus propios saltos al vacío, como Tomás lo hizo con su vida y su arte. Ojalá muchos se conecten con esta historia artística que habla de espiritualidad, resistencia y talento.
¿Qué significa para ti haber logrado esta obra junto a Tomás?
Ha sido un gran regalo consolidar una amistad tan profunda y dejar un testimonio que trasciende al artista, mostrando al hombre, sus luchas, su luz interior y su legado para el arte latinoamericano.