Cultura

“La niña fresa” De Armando Romero

El maestro Armando Romero nos revela la historia detrás de “La niña fresa”, una canción y una obra, separadas por siglos, terminaron encontrándose en una misma emoción: la vanidad, el deseo y el humor que habitan en el corazón humano.

Compuesta por Ze Luis, La niña fresa retrata a una joven caprichosa, encantadora y voluble, una “princesa moderna” que exige lo imposible con naturalidad. Décadas después, el pintor Armando Romero decidió que ese personaje merecía un rostro histórico: la infanta Margarita, la niña retratada por Diego Velázquez en Las meninas.

Romero explica que la conexión fue inmediata. “Se me ocurrió que era la primer niña fresa”, cuenta entre risas. Así nació su dibujo, una escena barroca invadida por la ironía contemporánea: la infanta con su vestido majestuoso, rodeada del caos que ella misma provoca, exigiendo su banana split en un globo de diálogo, como si habitara dentro de un cómic.

La obra combina dos mundos que definen el lenguaje del artista: el rigor técnico de los grandes maestros del barroco y la frescura irreverente de la cultura popular mexicana. En sus lienzos pueden convivir los monjes de Murillo con La Pequeña Lulú, los Pitufos o los héroes del cómic setentero.

“Es como meterlo todo en una licuadora y vaciarlo —dice Romero—. Lo que viví de niño: los libros de arte de mi padre escultor y las caricaturas de la tele.” Ese cruce entre el arte clásico y lo cotidiano se ha vuelto su sello.

“La niña fresa” De Armando Romero
“La niña fresa” De Armando Romero

En el dibujo, el banana split aparece hiperreal, con brillo casi fotográfico, colocado en el punto exacto de la sección áurea, como símbolo del deseo que impulsa toda la escena. “Es lo que ella pide, su antojo, su capricho. Y está en un globo de diálogo porque lo hace más pop, más directo”, explica el maestro.

Para Avelina Lésper, tanto la canción como la pintura son espejos de su tiempo. “Ze Luis inventó el personaje de la niña fresa, y Armando la trajo desde el siglo XVII. Esa niña, en el fondo, siempre estuvo ahí: la infanta Margarita esperando su canción.”

Con humor y elegancia, Romero desmonta la solemnidad del arte barroco para recordarnos que la pintura también puede ser juguetona. “Si deja de ser divertido, pierde vida. Pinto como cuando era niño: con ritmo, con melodía, con humor.”

Así, La niña fresa de Ze Luis y el dibujo de Armando Romero se encuentran en un mismo tono: el de la sátira amorosa, el del retrato social que atraviesa los siglos. Porque, al final, el arte también puede hablar de antojos imposibles, de princesas que no se conforman y de esas risas que, entre el capricho y la ternura, nos hacen vernos a nosotros mismos.

Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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