Interpretada y reinterpretada a lo largo de los años, “La culpable” se ha convertido en un clásico del repertorio romántico mexicano. Hoy, vuelve a cobrar vida con una mirada contemporánea.
La canción surge de un momento luminoso en la vida del maestro Dávila. En una etapa donde todo comenzaba a tomar forma —el éxito profesional, la estabilidad familiar y la llegada de su segundo hijo—, el compositor decidió transformar una frase común en una declaración de amor.
“Siempre escuchaba eso de ‘ahora resulta que yo soy la culpable’”, recuerda. “Y pensé: ¿por qué no darle la vuelta? En lugar de que sea la culpable de mis desdichas, que sea la culpable de que yo sea tan feliz”.
Así nació una canción optimista, sencilla y honesta. Una obra que, en palabras del autor, “une el corazón y el oficio”, porque para componer, dice, “primero hay que sentir, y después saber cómo transmitirlo”.
La artista Susana Salinas, encargada de reinterpretar “La culpable” decidió acercarse a la pieza desde la emoción pura. Antes de escuchar la melodía, quiso leer la letra “como si fuera una carta dirigida a mí”.
El resultado fue una conexión inmediata: “Pensé que él necesitaba que lo abrazaran, que la culpable le hiciera caso. Y me dieron ganas de ser culpable de eso: de darle a alguien el calor, el hogar, la alegría”.
Su obra visual retrata esa emoción. En el centro, un hombre enamorado aparece con los ojos vendados, símbolo del amor ciego; su corazón, conectado a un hilo que lo une a una casa cálida, con el humo que se eleva como refugio. “Es una pieza muy emocional —explica Susana—, como si el corazón se abriera y se reconstruyera al mismo tiempo”.
Para ambos artistas, el arte nace del equilibrio entre sentimiento y pensamiento.
“Hay que escribir con el corazón, pero también con la cabeza”, dice Dávila. “El público siente cuando no le hablas con sinceridad.”
Susana coincide: “Yo dibujo con todo: con la cabeza, el corazón y la panza. Si no me vibra, no puedo crear”.
“La culpable” es más que una canción de amor. Es una declaración de gratitud, una celebración de la complicidad y una muestra de cómo una misma historia puede seguir viva a través del tiempo.
“Las canciones auténticas no mueren”, afirma Dávila. “Regresan, se transforman y vuelven a conectar con nuevas generaciones.”
En esta versión, La culpable renace entre acordes y trazos, entre música y dibujo, recordándonos que el arte —cuando es honesto— siempre encuentra nuevas formas de decir “te quiero”.
Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.