Cultura

‘Acto del peso’: cuerpo, sonido y arquitectura llegan en la Biblioteca Vasconcelos

El proyecto curado por Anna Dussi presenta el arte performativo de Valentina Díaz, Nina Fiocco, Kara Rooney y Lucía Rodríguez.

La Biblioteca Vasconcelos, uno de los espacios culturales y de diseños más impactantes de Ciudad de México, será escenario del 24 al 28 de septiembre de Acto del peso, una constelación performativa curada por Anna Dusi(Italia) que reúne a las artistas Valentina Díaz (Argentina), Nina Fiocco (Italia), Kara Rooney(Estados Unidos) y Lucía Rodríguez (México).

El proyecto no se limita a ocupar un edificio: propone un diálogo entre cuerpo, sonido, palabra y arquitectura que activa la percepción sensorial y provoca la reflexión intelectual en un espacio que concentra conocimiento, historia y responsabilidad cultural.

La idea surgió de un sueño. Dusi recuerda cómo, a partir de la etimología de la palabra “peso”, comenzaron a resonar en ella tres elementos: cuerpo, sonido y lugares. Desde entonces, el proyecto se ha desplegado en distintas instituciones —Casa del Lago, Ex Teresa y ahora la Biblioteca Vasconcelos—, cada una con un significado distinto. “Cada institución imprime un sentido particular de peso y responsabilidad a través de su programa y de cómo afecta a las personas”, explica la curadora.

Más que una serie de performances, Acto del peso se concibe como un conjunto de habitaciones por llenar, donde cada artista recibe una página en blanco para desarrollar su investigación y generar experiencias. Para Dusi, el arte performativo ofrece la posibilidad de romper con lo establecido:

“Más que nunca, la gente necesita salir de lo convencional, sentirse incómoda, desobediente, y formar parte de algo detrás de las paredes. Diferentes percepciones de cómo caminar, escuchar y, sobre todo, sentir”.

Ópticas diferentes

Cada artista aborda el peso desde su propia perspectiva.

Lucía Rodríguez (Ciudad de México, 1988) lo entiende como posibilidad de resistencia y fragilidad. “Todo lo que pesa tiene posibilidad de ruptura. El peso habita en el borde y el desborde, siempre en relación con la resistencia de otro cuerpo”.

Sus performances exploran tensiones materiales —fibras que se quiebran, coreografías de derrumbe lento— donde la fragilidad se convierte en poder. Rodríguez trabaja con arcilla, minerales o residuos tecnológicos para concebir esculturas, acciones e instalaciones que cuestionan binariedades hegemónicas y ponen la vulnerabilidad en el centro de la fuerza.

Para Kara Rooney, crítica y artista interdisciplinaria, la Biblioteca Vasconcelos supone un reto y un privilegio. “No es un espacio habitual para el arte contemporáneo. Su función como depósito de información añade un peso conceptual. Considerar la arquitectura y sus interacciones —aprendizaje, encuentro comunitario y distribución de conocimiento— hace que la puesta en juego sea mayor”.

Rooney se nutre de su experiencia como curadora y crítica para seleccionar textos de autoras y autores como Fernanda Melchor, Diego Gerard Morrison, Octavio Paz y Rosario Castellanos, que serán reactivados en un encuentro con el público desde la ambigüedad y el cuestionamiento.

Por su parte, Nina Fiocco (Feltre, 1985), artista, curadora y gestora cultural, aporta al proyecto una mirada vinculada a la microhistoria, las economías alternativas y la creación de comunidades. Codirectora del espacio Error en Puebla junto con Oscar Formacio, Fiocco ha desarrollado proyectos colectivos de residencias, formación e intercambio de saberes. Para ella, el peso está inevitablemente ligado a la historia:

“No lo pienso como algo negativo, sino como esa herencia invisible que se refleja en nuestros pasos y en la forma en que nos configuramos. Me interesa mucho trabajar con esos fantasmas”.

Desde otro ángulo, la artista argentina Valentina Díaz —radicada en México y formada en la UNAM, la Universidad Nacional de Tucumán y el Programa SOMA— enfatiza la sensibilidad y el rigor conceptual en la cocreación.

“Yo vengo de Tucumán, donde el sistema del arte era una abstracción que estudiábamos en los libros. Allá inventamos nuestras propias formas: galerías, espacios educativos, colectivos. Cuando llegué a México tuve que aprender a hacer cosas sola, pero siempre me resultó insatisfactorio. Lo performático me devuelve al trabajo colectivo, a ese cuerpo expandido que se completa con otrxs”.

Para su acción en la Biblioteca Vasconcelos, Díaz convoca a 40 personas como parte de un intercambio que incluye un taller para trabajar estados emocionales a través del arte. “Ese cuerpo colectivo genera la fuerza necesaria para continuar el camino”, asegura.

Las cuatro artistas transformarán la Biblioteca en un espacio vivo donde la corporalidad, el sonido, la palabra y la arquitectura se cruzan con la experiencia del público. En este contexto, la monumentalidad de la Biblioteca Vasconcelos se convierte en un actor más de la obra: un recinto que resguarda el conocimiento de generaciones y que, a través del arte, abre nuevas formas de diálogo y cuestionamiento.

El proyecto podrá experimentarse del 24 al 28 de septiembre en la Biblioteca Vasconcelos.

BSMM

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