La atmósfera teatral en Business Suite (Hospitality Suite, 1992) es agobiante, acalorada, con demasiada luz, como en cuadro hiperrrealista. El escenario es una habitación en el piso 25 de un hotel en Saltillo, Coahuila, donde tres ejecutivos de una firma de lubricantes industriales están a la caza de un pez gordo.
La puesta en escena de Samuel Sosa, quien también tradujo la pieza de Roger Rueff, como en la adaptación al cine protagonizada por Kevin Spacey, Danny DeVito y Peter Facinelli (The Big Kahuna, 1999), se apuntala en el espléndido trabajo actoral de los veteranos Pepe del Río (Tony) y Fabián Corres (Alan) con Miguel Ángel Padrón (Rob), a quienes se suma unos instantes Alan Uribe Villarruel.

Tres generaciones, que bien podrían ser abuelo, padre e hijo, atrapadas en una falsa familia de ejecutivos de negocios; tres personalidades por completo antagónicas, a quienes les ata una empresa, cuyas vidas, en apariencia inocuas, comparten una complicada trama de fracasos y éxitos personales.
Tony, un setentón divorciado, desencantado de la vida y las mujeres, cuyo pasatiempo es leer la revista para adultos Penthouse, ha dejado de beber y de creer en dios; Alan, su discípulo cincuentón, ya no fuma, pero bebe como náufrago y le obsesionan las mujeres y los negocios; Rob, sólo habla de Cristo.
Organizan una recepción en la suite del piso 25, con bocadillos de pobres, en el contexto de una convención de altos empresarios, pero sólo les importa uno, a quien no conocen, que los salvará de la ruina. La espera se convierte en conflicto cuando los tres, en especial Alan contra Rob, abren su juego.
Las discusiones de sus protagonistas alcanzan el terreno metafísico y confrontan negocios con religión.
La obra de Rueff, con diálogos incisivos y bien trasladados al contexto mexicano por Sosa, pasa de la sátira al humor negro y a la tragedia cómica, mientras sus protagonistas discuten sobre religión, mujeres, fidelidad, valores, pequeños y grandes dramas personales aderazados con lubricante industrial.
A puerta cerrada de esa suite de un hotel en Saltillo, la tesis existencialista sartreana de que el infierno son los otros se confirma en acalorados debates éticos entre el ser y el deber ser frente a los demás y uno.
Business Suite, producida por Artes Hartas, se estrenó el 17 de abril en el Teatro El Milagro (Milán 24, Juárez), en funciones de jueves a domingo hasta el 1 de junio; el lunes 2 de junio igual habrá función.
Antonio Saucedo está a cargo del diseño de escenografía, Ingrid SAC del diseño de iluminación y Estela Fagoaga del diseño de vestuario.
PCL