Cultura

Los derechos no se recortan. Parte 1

Teatro

El gesto histórico de retirarle el apellido de casada a doña Josefa, el “de Domínguez” eterno, para emplear el de soltera, Ortiz Téllez-Girón, me pareció no sólo un gesto reivindicativo sino una premisa antipatriarcal

Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quisiera compartirle que su arenga del Grito de Independencia el pasado 15 de septiembre me ha gustado muchísimo. El gesto histórico de retirarle el apellido de casada a doña Josefa, el “de Domínguez” eterno, para emplear el de soltera, Ortiz Téllez-Girón, me pareció no sólo un gesto  reivindicativo sino una premisa antipatriarcal que deberá convertirse en costumbre. También la mención a heroínas que admiro ilimitadamente como Leona Vicario, que se rebeló contra su tío Agustín Pomposo Fernández de San Salvador, consumado realista, no únicamente por fugarse con Andrés Quintana Roo sino por convertirse en una insurgente contundente. Por cierto que el tío de Leona escribió una pequeña pieza de teatro burlándose del cura de Dolores: Las fazañas de Hidalgo, Quixote de nuevo cuño, facedor de tuertos. Me conmovió que hablara de las mujeres anónimas y las indígenas que es evidente que han participado de las luchas armadas y que sin ellas quizá no hubiesen prosperado los movimientos sociales. Me faltó que mencionara a las y los afrodescendientes que hicieron masivamente la guerra de Independencia e incluso la Revolución mexicana, como argumenta estupendamente John Womack, el biógrafo de Zapata. Negar la presencia de los africanos en México es negarse a contar de manera urgente y de nueva cuenta la historia de México, tan sesgada, tan escrita desde la blanquitud.

Pero déjeme regresar al teatro, porque es escandaloso que, en medio de la campaña militar, José María Morelos y Pavón, se desvió muchos kilómetros para asistir a la representación de una pastorela (cuenta Altamirano en su La navidad en las montañas). Sí, ese nuestro libertador al que, cuando se le sometió a proceso, “en una especie de sarcasmo, la Junta Conciliar estipuló que, en el remoto caso de que no se le condenara a muerte, debía ser deportado a África”, (Kouakou Laurent Lalekou en “El laberinto de la invisibilidad de los negros en México”). Imagínese, Presidenta, la importancia que el padre Morelos daba al teatro, a la cultura, como para que se vaya repensando su recorte al sector de 16  por ciento en el Presupuesto de Egresos de la Federación. 


Traspunte

El padre de la patria fue un teatrero

Y nos falta hablar de don Miguel Hidalgo y Costilla, su rebeldía al desobedecer la prohibición de acercarse a los ilustrados franceses, pasándose el Index del Santo Oficio por salva sea la parte para acceder a la filosofía, a los escritos políticos, a la literatura y al teatro aun a riesgo de excomunión. Ahí hay otro escándalo que dejo para la siguiente entrega: ¡el Padre de la patria fue un teatrero!


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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